$2 millones al año para no envejecer, el régimen extremo del millonario que desafía la edad

Alberto Noriega     25 noviembre 2024     4 min.
$2 millones al año para no envejecer, el régimen extremo del millonario que desafía la edad

Bryan Johnson invierte $2 millones anuales en su régimen antienvejecimiento, enfrentando riesgos, controversias y logros en su lucha por la longevidad.

Bryan Johnson, empresario tecnológico, gasta $2 millones al año en un régimen antienvejecimiento extremo que incluye tratamientos experimentales y una estricta dieta vegana. Su reciente procedimiento facial, «Project Baby Face», resultó en una severa reacción alérgica que lo dejó irreconocible por días. A pesar de los contratiempos, Johnson afirma haber ralentizado su envejecimiento biológico, atrayendo elogios, críticas y debates sobre los límites de la ciencia de la longevidad.

Un régimen millonario y experimental

Bryan Johnson, conocido por su enfoque extremo en la longevidad, invierte en un régimen anual que incluye una dieta vegana de 1,950 calorías, más de 100 suplementos diarios y tratamientos experimentales como el Intercambio Total de Plasma (TPE). Este último consiste en reemplazar todo el plasma sanguíneo con albúmina, supuestamente para eliminar toxinas y revitalizar tejidos. Según Johnson, su tasa de envejecimiento epigenético es más lenta que la de la mayoría de los jóvenes de 20 años, y sus niveles de inflamación son un 85% inferiores al promedio.

Sin embargo, sus métodos están lejos de ser convencionales. Procedimientos como la terapia génica para mejorar el crecimiento muscular y las inyecciones de colágeno han generado escepticismo en la comunidad científica, que cuestiona la falta de estudios revisados por pares que validen sus resultados. A pesar de esto, Johnson se presenta como un pionero en la investigación antienvejecimiento, documentando su proceso con transparencia y detallando los resultados obtenidos en su Proyecto Blueprint.

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El incidente de «Project Baby Face»

Uno de los episodios más controvertidos de la búsqueda de longevidad de Johnson ocurrió con su iniciativa «Project Baby Face». Este procedimiento, que involucró la inyección de grasa donada para combatir una apariencia demacrada causada por su dieta, resultó en una severa reacción alérgica. Su rostro se hinchó dramáticamente, lo que dificultó su visión y causó alarma entre sus seguidores cuando compartió imágenes en redes sociales.

Aunque su rostro volvió a la normalidad en una semana, el incidente subraya los riesgos de someterse a tratamientos experimentales, incluso con acceso a los mejores recursos médicos. Johnson ha reconocido los contratiempos, pero mantiene su compromiso con explorar los límites de la ciencia antienvejecimiento, argumentando que el progreso requiere asumir riesgos calculados.

¿Ciencia o espectáculo?

La búsqueda de longevidad de Johnson ha polarizado a la opinión pública. Sus defensores lo ven como un visionario que está dispuesto a usar su fortuna para explorar nuevas fronteras científicas, mientras que sus críticos lo acusan de promover prácticas poco seguras y difíciles de replicar. En redes sociales, su transformación física y su detallado régimen alimentan tanto la admiración como el escepticismo.

El debate sobre los métodos de Johnson va más allá de su persona, abriendo una discusión sobre la ética y la viabilidad de las intervenciones extremas contra el envejecimiento. Para algunos, representa un ejemplo de cómo la tecnología y los recursos pueden transformar la biología humana, mientras que otros temen que sus métodos sean una versión moderna del “elixir de la juventud”.

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Longevidad: ¿a cualquier costo?

El enfoque de Bryan Johnson refleja un tema central en la ciencia de la longevidad: hasta dónde estamos dispuestos a llegar para retrasar el envejecimiento. Sus métodos, aunque controvertidos, han puesto en el centro del debate los límites entre el avance científico y los riesgos personales.

Si bien su régimen ofrece resultados impresionantes en algunas métricas, su dependencia de tratamientos experimentales plantea preguntas cruciales sobre seguridad, accesibilidad y ética. A medida que la biotecnología avanza, el caso de Johnson podría ser un precursor de futuros debates sobre quién se beneficia de estas intervenciones y qué costo estamos dispuestos a pagar, no solo en términos económicos, sino también de salud y bienestar.

El futuro de la longevidad extrema

La búsqueda de Bryan Johnson representa una visión ambiciosa pero controvertida del futuro de la longevidad humana. Si bien su régimen plantea preguntas éticas y científicas, también pone de relieve un punto clave: la creciente intersección entre la biotecnología, la medicina personalizada y los recursos económicos. Los avances que Johnson explora hoy podrían sentar las bases para tratamientos accesibles en el futuro, pero el camino está lleno de incertidumbres. ¿Serán estas intervenciones el privilegio de una élite económica o podrán democratizarse para beneficiar a toda la humanidad? Su experiencia destaca tanto el potencial como los desafíos de una ciencia que busca extender la vida más allá de lo imaginable.

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