¿Adiós a los olivos? Los cactus toman el sur de Italia como nuevo cultivo estrella
El cactus pera, resistente y versátil, emerge como una solución agrícola en el sur de Italia, ofreciendo alimentos, bioenergía y nuevas oportunidades.
En el sur de Italia, afectado por la sequía y enfermedades de las plantas, un emprendedor apuesta por el cactus pera como solución agrícola. La startup Wakonda cultiva esta planta resistente en Puglia, ofreciendo productos como biofuel, harina y bebidas energéticas. Con la posibilidad de reemplazar hasta 70,000 hectáreas de olivares destruidos, el cactus promete transformar la agricultura en Italia y en regiones áridas de todo el mundo.
Un cultivo para tiempos de sequía
El cactus pera (Opuntia Ficus), conocido como higo chumbo en Italia, podría ser la respuesta a los retos agrícolas del sur del país. Regiones como Puglia, devastadas por la sequía y el Xylella, una enfermedad que ha destruido miles de hectáreas de olivos, están adoptando este cultivo desértico. La planta requiere diez veces menos agua que el maíz y se adapta perfectamente a las condiciones cada vez más áridas.
La startup Wakonda, fundada por Andrea Ortenzi, ha comenzado a plantar cactus pera en 10 hectáreas con planes de expandirse a 300 hectáreas para 2025. Según Ortenzi, unas 70,000 hectáreas de tierras afectadas por el Xylella podrían cultivarse con cactus, transformando el paisaje agrícola de la región y ofreciendo una solución sostenible y rentable.
Versatilidad y potencial global
El cactus pera no solo es resistente, sino también increíblemente versátil. En Italia, Wakonda prioriza los tallos, que se procesan para obtener jugo usado en bebidas energéticas, harina para la industria alimentaria y forraje animal rico en proteínas. Incluso los desechos de la producción se convierten en biogás gracias a biodigestores.
A nivel global, la planta también está ganando protagonismo. En México, es un ingrediente básico en la cocina y una fuente de cuero vegetal usado por empresas como Adidas. En Brasil, se utiliza principalmente como forraje, mientras que en Túnez proporciona ingresos a miles de pequeños agricultores. Además, en países como Perú y Chile, se usa para producir el tinte carmín, valioso en la industria alimenticia y cosmética.
Un modelo circular y sostenible
Wakonda no solo cultiva cactus; también busca cambiar la forma en que se piensa la agricultura. Su modelo de negocio circular minimiza residuos y maximiza recursos. Tras extraer jugo de los tallos, los restos se procesan en harina o alimento animal, mientras los desechos se convierten en biogás, que puede usarse en las operaciones de la planta o venderse como bioenergía.
El plan de Ortenzi también incluye asociarse con agricultores locales. En lugar de adquirir más tierras, Wakonda les ofrece equipos y conocimientos técnicos para cultivar cactus a cambio de una garantía de compra de su producción durante al menos 15 años. Este enfoque busca fomentar una agricultura sostenible y colaborativa, aprovechando tierras abandonadas y empoderando a los agricultores.
Un cultivo para el futuro de Italia y el mundo
El cactus pera está demostrando ser mucho más que un simple cultivo alternativo; es un modelo de resiliencia frente al cambio climático. Con más de un millón de hectáreas de tierras agrícolas abandonadas en Italia en las últimas décadas, su potencial es enorme. Wakonda espera que su éxito inspire una adopción más amplia, no solo en Italia, sino en otras regiones áridas del mundo.
El crecimiento global de la red CactusNet, coordinada por la FAO, refleja el interés creciente por esta planta. Con más de 933 miembros en 82 países, el cactus está siendo explorado como una solución sostenible para alimentos, energía y productos industriales. Mientras tanto, en el sur de Italia, este cultivo desértico podría convertirse en el emblema de una nueva era agrícola, donde sostenibilidad y rentabilidad van de la mano.
Un aliado contra el cambio climático
El cactus pera no solo es una solución agrícola, sino también un arma en la lucha contra el cambio climático. Su capacidad para prosperar en suelos pobres y bajo condiciones extremas de calor lo convierte en un cultivo ideal para áreas afectadas por la desertificación. Además, su bajo requerimiento hídrico, diez veces menor que el del maíz, reduce la presión sobre los recursos hídricos en regiones áridas. Al absorber carbono durante su crecimiento y generar productos como biogás, el cactus también contribuye a mitigar emisiones, reforzando su papel como un cultivo clave en la transición hacia sistemas agrícolas más resilientes y sostenibles.
La economía del cactus: empleo y diversificación
El auge del cactus pera no solo beneficia al medio ambiente, sino también a las economías locales. En Túnez, donde ocupa el 12 % de las tierras cultivables, el cactus genera ingresos para miles de pequeños agricultores, especialmente mujeres, quienes se encargan de cosechar y vender los frutos. En Italia, el modelo de Wakonda tiene un potencial similar, diversificando la economía rural al reemplazar cultivos tradicionales insostenibles con alternativas innovadoras. Esto podría revitalizar comunidades rurales afectadas por la migración y el abandono de tierras, generando empleo y fortaleciendo la seguridad alimentaria y energética.
Innovación agrícola frente al cambio climático
El cactus pera es un ejemplo de cómo la innovación agrícola puede adaptarse a un mundo en cambio. Su capacidad para prosperar con poca agua y en condiciones extremas lo convierte en un cultivo ideal para regiones impactadas por la crisis climática. Además, su uso como fuente de biocombustibles y materias primas para la industria alimentaria y cosmética demuestra que sostenibilidad e innovación pueden ir de la mano. A medida que países como Italia buscan alternativas para mitigar los efectos del cambio climático, el cactus podría liderar un cambio hacia una agricultura más resiliente, diversificada y alineada con las necesidades del futuro.
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