La basura puede convertirse en el combustible del futuro
Este proyecto aparece con el fin de reducir el uso de recursos naturales y dar una segunda, o tercera, oportunidad a los materiales ya manufacturados
Los despercidios generados a diario son considerados como basura, desechos cuyo destino final es un vertedero o incineradora, convirtiéndose, en el peor de los casos, en otros agentes tóxicos o de reinserción al ciclo vital o energético complicado.
Por eso, Seat se ha fijado en el plan europeo Life Landfill Biofuel, un proyecto aprobado desde y por la Comisión Europea que busca en los residuos sólidos urbanos una fuente energética alternativa y en los vertederos en un recurso ambiental y económico nunca antes tratado como tal.
Qué es y cómo se produce el biometano
Gracias al tratamiento de la basura doméstica que se recibe en los vertederos municipales se ha comprobado que es factible producir gases con capacidad de generar energía suficiente como para ser útiles en motores térmicos.
Este es el caso del biometano, un gas procedente de la descomposición natural de los residuos orgánicos o biomasa. El también conocido como biogás se genera de manera natural o inducida.
De manera natural, este biogás se produce tras la intervención de una bacteria descomponedora que actúa en ausencia de oxígeno, su actuación, dentro del ciclo natural o cadena alimentaria, genera un gas rico en metano, alto en porcentajes de dióxido de carbono y residuos de agua en forma de vapor, nitrógeno, oxígeno y ácido sulfídrico.
Las ventajas del uso del biometano
En su tratamiento se elimina al máximo las moléculas de dióxido de carbono lo cual genera un gas rico en metano, aproximadamente, al 96 por ciento. Esto permite ser un combustible utilizado para generar sobre todo calor y luz.
Ahora, a través del proyecto europeo Life Landfill Biofuel se trata de buscar la eficiencia energética de este hidrocarburo gaseoso en la industria automotriz de tal manera que pueda ser utilizado en los motores de combustión ya que, gracias a la eliminación del CO2, su combustión generaría altas dosis de agua y una reducción drástica en las emisiones de dióxido de carbono y óxidos nitrosos.
Algo que ya ocurre con los coches bi-fuel como es el caso de la gama de Seat propulsados a gas natural comprimido o GNC. En estos vehículos, clasificados según la normativa actual de la DGT goza de las ventajas del distintivo ECO, la emisión de partículas nocivas y de efecto invernadero es sustancialmente más baja que en los mismos coches cuando recurren a la quema de la gasolina o bien, a motores de prestaciones equivalente, que recurren al gasóleo como fuente de alimentación.
Comentarios cerrados