La cara B de las granjas solares: Por qué podrían no ser tan sostenibles como pensamos
Descubre cómo las granjas solares, clave para un futuro sostenible, enfrentan desafíos ambientales que requieren atención y soluciones innovadoras.
Durante la COP28 en Dubái en 2023, se comprometieron a abandonar los combustibles fósiles para mediados de siglo, enfatizando la necesidad de triplicar la capacidad de energías renovables como la solar para 2030. Esta fuente, esencial para el Acuerdo de París, presenta retos ambientales a pesar de sus beneficios. La historia de la energía solar, desde su descubrimiento hasta su eficiencia actual, subraya su potencial y los desafíos de su expansión. Los impactos de la fabricación de paneles y las macrogranjas solares en el medio ambiente y el clima global requieren una planificación y gestión cuidadosas.
Evolución y eficiencia solar
La energía solar, considerada como una alternativa verde frente a los combustibles fósiles, ha experimentado una notable evolución desde sus inicios. La primera célula solar, creada en 1883 por Charles Fritts, apenas convertía un 1% de la luz solar en electricidad. Sin embargo, este fue el punto de partida de una serie de innovaciones que transformarían la forma en que captamos la energía del sol. A mediados del siglo XX, el trabajo de Daryl Chapin, Calvin Fuller y Gerald Pearson en Bell Laboratories marcó un hito al desarrollar células de silicio con una eficiencia del 6%. Hoy, los paneles solares alcanzan eficiencias cercanas al 20%, un logro notable si consideramos que la eficiencia de la fotosíntesis en muchas plantas no supera el 2%.
Esta mejora en la eficiencia ha contribuido a que la energía solar fotovoltaica se convierta en la tercera mayor fuente de energía renovable del mundo, solo superada por la hidroelectricidad y el viento. Aunque actualmente representa solo el 4,5% de la electricidad global, su crecimiento es exponencial, con un aumento del 26% en 2022 respecto al año anterior. Se proyecta que para 2050, la energía solar podría generar una cuarta parte de la electricidad mundial, según datos de la Agencia Internacional de la Energía.
Retos ambientales de la fabricación
Pese a estos avances, la producción de energía solar no está exenta de impactos ambientales. La fabricación de paneles solares requiere materiales como vidrio, cobre, aluminio, plata, silicio, plomo, y en el caso de la próxima generación de paneles, de película delgada, metales como cobre, indio, galio, selenio, cadmio y teluro. Estos componentes constituyen el 90% del impacto energético y de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de los paneles. Además, el proceso de fabricación consume una cantidad significativa de energía, que varía según la fuente utilizada, y este consumo debe compensarse durante la vida útil de los paneles, que puede llegar hasta los 35 años.
Impacto de las instalaciones solares
La instalación de granjas solares también presenta desafíos ambientales. La preparación del terreno para estas instalaciones a menudo implica la remoción de vegetación y la alteración de hábitats naturales, lo que puede conducir a la degradación del suelo, la erosión y la alteración de los patrones de drenaje natural. Aunque las granjas solares no producen emisiones directas una vez en funcionamiento, el tamaño de estas instalaciones puede tener un impacto climático significativo. Investigaciones recientes sugieren que las macrogranjas solares, especialmente aquellas de dimensiones gigantescas, como el parque solar de Gonghe Talatan en China, pueden influir en el clima local e incluso global debido a la absorción de calor por parte de los paneles oscuros en comparación con terrenos más claros.
Estos hallazgos subrayan la importancia de una planificación y gestión cuidadosas de las instalaciones solares, tomando en cuenta no solo su potencial para reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles, sino también los retos ambientales que conllevan. La búsqueda de un equilibrio entre el avance hacia una energía más limpia y la minimización de su impacto ambiental es crucial para asegurar un futuro sostenible.
Impactos globales y soluciones
Más allá de la eficiencia y los desafíos de fabricación, las granjas solares a gran escala plantean interrogantes sobre su impacto en el clima global. Un estudio modeló las consecuencias de cubrir el 20% del desierto del Sáhara con paneles solares, concluyendo que tal escala podría alterar significativamente los patrones climáticos mundiales. Por ejemplo, podría reducir las precipitaciones en los trópicos y modificar la vegetación en el desierto, afectando a su vez la capacidad de otras regiones para generar energía solar debido a cambios en la nubosidad. Tales efectos son un recordatorio de que las soluciones a la crisis climática requieren una cuidadosa consideración de sus potenciales repercusiones indirectas.
El papel de la planificación y regulación
La correcta planificación y regulación de las instalaciones solares juegan un papel fundamental en mitigar sus impactos ambientales. Establecer límites en la densidad de paneles y seleccionar cuidadosamente los lugares de instalación para minimizar la alteración de hábitats naturales y los cambios en el albedo terrestre son medidas cruciales. Además, la colaboración internacional para desarrollar directrices y estándares que guíen la expansión de la energía solar de manera responsable es vital para asegurar que su despliegue contribuya de manera positiva al equilibrio ecológico global.
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