El cemento de algas bajo en carbono es el futuro de la construcción
El sector del cemento genera el 7 % de las emisiones globales de CO₂. Innovaciones como el cemento de microalgas y procesos eléctricos podrían cambiar el panorama.
El cemento, base del hormigón, es responsable del 7 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Con miras a alcanzar la neutralidad climática en 2050, surgen innovaciones como procesos basados en electricidad y cementos de microalgas, que prometen transformar uno de los sectores más difíciles de descarbonizar.
El reto de descarbonizar el cemento
La producción de cemento enfrenta un desafío único: las emisiones de proceso, que representan el 66 % del CO₂ generado durante su fabricación. Este fenómeno ocurre durante la descarbonatación de la piedra caliza, que requiere temperaturas superiores a los 1,400 °C en hornos rotatorios. Según Aniceto Zaragoza, director de Oficemen, alcanzar la neutralidad climática sin tecnologías de captura, almacenamiento y uso de carbono (CAUC) es prácticamente imposible.
Además de las tecnologías CAUC, la industria explora otras vías, como el uso de materiales cementantes suplementarios (SCM) y la optimización del contenido de cemento en el hormigón. La circularidad también desempeña un papel crucial: reciclar residuos y reducir la dependencia del cemento virgen pueden disminuir las emisiones asociadas a su producción.
Innovaciones disruptivas: cemento con algas y electricidad
Nuevas tecnologías están marcando el camino hacia un cemento más limpio. En EE. UU., la empresa Sublime utiliza procesos eléctricos para producir cemento sin hornos, eliminando las altas temperaturas responsables de gran parte de las emisiones. Por su parte, investigadores de la Universidad de Colorado Boulder desarrollan un cemento a base de piedra caliza cultivada con microalgas. Este proceso no solo elimina el CO₂ de la atmósfera, sino que también asegura un balance neutro de carbono.
Estas innovaciones son ejemplos del enfoque global hacia soluciones disruptivas. Desde Europa hasta Estados Unidos, proyectos pioneros buscan transformar el sector del cemento, alineándolo con los objetivos climáticos internacionales y reduciendo su impacto ambiental.
El papel de la innovación y la inversión
El futuro del cemento verde depende de una inversión masiva en investigación y desarrollo. Empresas como Sublime y programas como el Net Zero Roadmap de la Global Cement and Concrete Association están liderando el cambio. Según Oficemen, la adopción de medidas como la recarbonatación, que permite al hormigón reabsorber CO₂ durante su vida útil, complementará estas tecnologías, creando un sistema verdaderamente sostenible.
Con estas iniciativas, el sector del cemento tiene la oportunidad de reinventarse y convertirse en un aliado clave para la descarbonización global, enfrentando uno de los retos más complejos de la lucha contra el cambio climático.
La recarbonatación: el ciclo oculto del CO₂
Un proceso menos conocido, pero crucial en la sostenibilidad del cemento, es la recarbonatación. Durante su vida útil, el hormigón absorbe parte del dióxido de carbono liberado en su fabricación. Este fenómeno ocurre cuando el CO₂ del aire reacciona con el calcio del cemento, formando compuestos estables como el carbonato de calcio. Según investigaciones recientes, este proceso podría capturar hasta el 25 % del CO₂ emitido originalmente, dependiendo de las condiciones ambientales y la exposición del material. Maximizar este efecto podría convertir al hormigón en una herramienta pasiva pero efectiva en la captura de carbono.
Cemento biológico: más allá de las microalgas
La búsqueda de alternativas sostenibles también ha llevado a explorar el potencial de materiales biológicos. Investigaciones en desarrollo están trabajando con bacterias calcificantes capaces de producir carbonato de calcio como un subproducto de sus procesos metabólicos. Este enfoque podría generar cementos biológicos que no solo sean neutros en carbono, sino que incluso tengan un impacto neto positivo al capturar más CO₂ del que emiten. Además, estos biocementos ofrecen propiedades únicas, como la autorreparación, lo que incrementa la durabilidad de las estructuras y reduce la necesidad de mantenimiento a largo plazo.
Reducción de emisiones en la cadena de suministro
El impacto ambiental del cemento no solo proviene de su fabricación, sino también de su transporte y logística. Las empresas están adoptando soluciones como flotas de vehículos eléctricos para la distribución y optimización de rutas que reducen el consumo de combustible. Además, la incorporación de tecnologías de fabricación local podría disminuir la dependencia de largas cadenas de suministro, reduciendo significativamente las emisiones asociadas. Estas estrategias complementan las innovaciones tecnológicas y refuerzan un enfoque integral hacia un sector del cemento más sostenible.
Un futuro cimentado en la sostenibilidad
La transición hacia un cemento neutro en carbono no es solo un imperativo ambiental, sino una oportunidad para transformar la industria de la construcción en un pilar de la economía verde. Desde tecnologías disruptivas como el biohormigón y los procesos eléctricos, hasta estrategias de recarbonatación y optimización logística, el sector está evolucionando para enfrentar los desafíos climáticos. Sin embargo, alcanzar la neutralidad climática requerirá una colaboración global, inversiones masivas y un compromiso sostenido con la innovación. El cemento del futuro no solo debe ser más limpio, sino también un catalizador para construir un mundo más resiliente y sostenible.
Comentarios cerrados