Louis Camilleri, CEO de la marca, ha sido muy contundente y ha declarado que no habrá un Ferrari eléctrico, al menos en un plazo de 5 años
El CEO de Ferrari no cree que la marca llegue a fabricar solo eléctricos
De nuevo, Louise Camilleri aborda el proyecto del primer coche eléctrico pero también la negativa a ser una marca ajena a los motores de combustión
Que Ferrari se haya sumado y haya asumido, de manera irreversible, su papel dentro de la nueva era la electrificación de la automoción es un hecho irrefutable.
No solo por y desde la construcción a partir de 2013 de un hipercoche híbrido de edición limitada a poco más de 700 unidades como fue el Ferrari LaFerrari que, según lo visto, podría tener un sucesor en camino sino que, con propuestas más ambiciosas como es la de la producción y venta ilimitada del exuberante Ferrari SF90 Stradale, además de híbrido también enchufable, que supera, salvo en precio, al citado LaFerrari en todas sus cifras de prestaciones sino que con la ampliación de las mecánicas híbridas, al margen del citado conjunto que equipa el primer PHEV de la marca con un bloque de gasolina V8 apoyado en cuatro motores eléctricos ya está desarrollando otro sistema más modesto y sencillo con el propulsor V6 también asistido y, en principio, reemplazado por otro grupo eléctrico que podría aportar motricidad como coche 100 por 100 eléctrico, que Ferrari se haya electrificado no significa que la marca vea su futuro al margen de la gasolina.
No, al menos en esta década ni parece que en la siguiente, a tenor de las posibles prohibiciones a la venta de coches animados por combustibles basados en el petróleo, pero tampoco mientras que a Louis Camilleri sus clientes no le exijan de manera masiva romper por completo con el legado dejado por Enzo Ferrari.
El por qué de la negativa de Ferrari a abandonar los motores de gasolina
Y es que, en la junta de accionistas de la marca, el director ejecutivo de Ferrari desde 2018 y, a la vez, presidente Phillip Morris, ha declarado que la firma que dirige no se encuentra en una transición hacia la asunción y adopción de mecánicas eléctricas en exclusiva. No, porque su clientela no lo demanda así ni tampoco está en el ADN del fabricante.
Basado en las ventas de un año que ya muestra una caída próxima al 20 por ciento de las registradas en 2019, Louis Camilleri estima que los clientes por sus coches centran su atención mayoritaria en los modelos animados por carburantes fósiles y que los que pudieran verse atraídos por mecánicas 100 por 100 eléctricas serían una minoría y, a lo sumo, en un futuro, podrían alcanzar ni la mitad de las ventas.
Por eso no parece interesar una aceleración del proyecto que sacará adelante el primer coche eléctrico de Ferrari, avanzado hace ahora casi un año, para 2025, mantiene su hoja de ruta y el propio CEO de la firma ha confirmado que su lanzamiento no será antes de que dé comienzo la segunda parte de la década de los 20.
Esta filosofía comercial, basada en el conocimiento absoluto de los clientes de Ferrari, da a entender que, junto con otras marcas reducto, los herederos del legado de Il Commendatore pudieran ser de los últimos constructores en despedirse, por completo, de los propulsores animados por gasolina, al menos hasta que este carburante esté a la venta de manera pública y accesible como lo entendemos ahora.
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