Comprar coche: gasolina y diésel, híbrido o gas ¿cuál interesa?
Una de las grandes dudas a la hora de adquirir un nuevo coche es si optar por un motor de combustión, uno de gas o un coche híbrido. Veamos las ventajas e inconvenientes de cada uno.
La oferta de los coches eléctricos y de los híbridos enchufables es cada vez mayor. Pero lo cierto es que, en la actualidad, para plantearte la compra de un coche de ese tipo es condición necesaria disponer de un punto de recarga en el domicilio o en el trabajo.
Por ello, descartando los coches que necesitan un enchufe, la gran duda surge a la hora de elegir el tipo de sistema de propulsión. Y aquí, las alternativas son claras: ¿motor de combustión o un híbrido? En el caso de optar por un coche con motor de combustión, ¿mejor gasolina o diésel? ¿Merece la pena un coche de gas, GLP o GNC?
La elección en cada caso dependerá de los factores particulares de cada usuario. Y aquí intervienen desde el presupuesto al tipo de utilización que se hace del coche (carretera, ciudad, recorridos cortos o largos) y el kilometraje anual, como elementos principales. Si bien cada vez tiene más importancia el hecho de contar o no con la etiqueta ECO de la DGT.
Motor de combustión: ¿gasolina o diésel?
Si no tienes necesidad de disponer de un coche con etiqueta ECO, ni la vas a tener a corto o medio plazo, los coches con motor de combustión siguen siendo la alternativa que cuenta con más opciones para elegir. Y también la más económica.
En este caso, la duda razonable entre gasolina o diésel no es tan difícil como parece. Para hacer muchos kilómetros al año (digamos por encima de 15.000, por establecer una referencia) y principalmente por carretera o autovía, mejor diésel. Y más cuanto más grande sea el coche, por un tema de peso y aerodinámica. Un diésel moderno es un coche limpio y que cumple con las normativas de protección al medioambiente en vigor, y para eso cuentan con sistemas como los filtros de partículas o la inyección de Adblue.
Si por el contrario, haces menos de 15.000 km al año y hablamos de un coche para utilizar principalmente en ciudad y en recorridos cortos, entonces la opción debería ser un motor de gasolina. Hace años podríamos aconsejar diésel frente a gasolina por el mayor agrado de utilización que proporcionaban los primeros debido a su mayor par a bajas vueltas.
Pero los gasolina han recuperado terreno con la popularización de la inyección directa y el turbo. Además, esto ha permitido reducciones de cilindrada y mejoras en la eficiencia que permiten a los modernos motores de gasolina homologar consumos muy bajos. Eso sí, a igualdad de condiciones el consumo de un diésel será entre un 15 y un 25 por ciento menor (según el coche y el motor). Por otro lado, el consumo de un coche diésel es mucho menos sensible al ritmo de marcha, o a desviarse del consumo homologado WLTP, que en un motor de gasolina. Resumiendo:
A favor del motor diésel
- Consumo inferior
- Precio del combustible inferior
- Menor coste por kilómetro (derivado de los dos anteriores)
- Autonomía superior (debido al menor consumo)
- Menores emisiones de CO2
A favor del motor de gasolina
- Precio de adquisición menor (a igualdad de potencia)
- Mayor suavidad de funcionamiento
- Coste de mantenimiento más reducido (menos averías, menos costosas de reparar)
- Menos emisiones de NOx
En contra del motor diésel
- Precio superior al gasolina a igualdad de potencia
- Mayor mantenimiento (presiones de inyección más altas, más sistemas anticontaminantes)
- Funcionamiento menos refinado
- Mayores emisiones de NOx que un gasolina
En contra del motor de gasolina
- Consumo superior al diésel
- Consumo muy ligado a las condiciones de utilización
- Combustible todavía más caro
- Más emisiones de CO2 que un diésel
Coches de Autogas, GLP o GNC
Como primera alternativa a los coches de combustión, están los coches adaptados para funcionar con gas ya sea GLP o GNC. Si quieres contar con las ventajas de la etiqueta ECO, puedes poner tu punto de mira en una de estas opciones.
Cualquiera de las dos permite un ahorro considerable en coste por kilómetro frente a la gasolina o al diésel, que puede rondar el 30% en el caso del GLP, y el 40% en el GNC. Es posible adaptar un coche para que funcione con gas, o comprar directamente el coche ya con la instalación de fábrica. Además, no suelen ser opciones costosas respecto al las versiones de gasolina sobre las que se basan, en torno a 1.500-2.000 euros de suplemento.
En el caso del GLP, cada vez es más frecuente encontrar estaciones de suministro de Autogas, algo que todavía no sucede con el GNC. Una diferencia importante entre ambos es que los coches de GLP pueden funcionar indistintamente con gasolina o con gas, el conductor elige mediante un botón en la consola. Los coches de GNC funcionan siempre con gas, y pasan a modo gasolina cuando se acaba el gas de los depósitos.
A favor de los coches de GLP o GNC
- Bajo coste por kilómetro (GLP y GNC)
- Motores bi-fuel, con más autonomía (GLP)
- Posibilidad de utilizar combustible sintético (GNC)
- Menores emisiones (GLP y GNC)
- Fiabilidad mecánica
En contra de los coches de GLP y GNC
- La instalación suele restar espacio en el maletero (GLP y GNC)
- Autonomía algo inferior a las versiones de gasolina (GNC)
- Pocas estaciones donde repostar (GNC)
Coche híbrido o microhíbrido
Si quieres un coche con las ventajas de la etiqueta ECO y no te encaja un eléctrico o un híbrido enchufable (por aquello del enchufe, ya sabes) y las opciones que hay con gas no son de tu agrado, tienes la opción de recurrir a la tecnología híbrida (HEV) o microhíbrida (MHEV), también llamados Mild-Hybrid, aunque algunos fabricantes se refieren a ellos como “híbridos”.
Los dos cuentan con la etiqueta ECO, aunque los microhíbridos no son híbridos “de verdad”. Utilizan un motor eléctrico que puede (o no, según el sistema) apoyar al motor de combustión y hace las veces de motor de arranque, y aprovechan la energía recuperada en frenadas y deceleración para alimentar la batería. Pero el motor eléctrico es pequeño y poco potente, y la batería de poca capacidad frente a un híbrido “completo”.
Técnicamente, por lo tanto, son menos sofisticados y mucho más económicos que los híbridos. La principal diferencia es que en un microhíbrido o “Mild Hybrid”, el motor eléctrico no puede impulsar por sí solo al vehículo en ninguna circunstancia, algo que sí sucede en un híbrido, aunque sea a baja velocidad y apenas unos kilómetros.
La clave aquí es el precio, el consumo y las posibilidades de elección. Cada vez hay más microhíbridos, porque es fácil y barato electrificar un coche con motor de gasolina o diésel. La oferta de híbridos no enchufables se centra en motores de gasolina. A la hora de elegir, la comparación es un poco similar a la de la gasolina y el diésel. Para ciudad y recorridos cortos, mejor un híbrido completo. Para viajar y hacer muchos kilómetros, mejor un microhíbrido diésel.
A favor de un coche híbrido HEV o microhíbrido (MHEV)
- Todas las ventajas de la etiqueta ECO
- Se conducen como un coche convencional
- Posibilidad de motor gasolina o diésel (MHEV)
- Bajo consumo en ciudad (HEV)
- No aumenta mucho el precio vs motor de combustión (MHEV)
En contra de un coche híbrido (HEV) o microhíbrido (MHEV)
- Mayor peso (HEV)
- Precio mayor que un gasolina o diésel (En HEV más que en MHEV)
- Menor capacidad de maletero (HEV)
- Todavía debe aumentar la oferta (MHEV y HEV)
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