Cosechas récord, pero con pérdidas: El difícil panorama económico para los agricultores de EE. UU. en 2025

Alberto Noriega     10 enero 2025     4 min.
Cosechas récord, pero con pérdidas: El difícil panorama económico para los agricultores de EE. UU. en 2025

Agricultores de EE. UU. enfrentan pérdidas masivas tras cosechas récord. Tarifas propuestas por Trump podrían empeorar el panorama en 2025.

Los agricultores de maíz y soja de Estados Unidos, especialmente en el Medio Oeste, se enfrentan a un año crítico. Aunque 2024 trajo cosechas históricas, los precios de los cultivos han caído casi un 50% mientras los costes de producción se mantienen elevados. Proyecciones de economistas agrícolas anticipan pérdidas de hasta 30.000 dólares por explotación en Illinois, las más bajas desde la crisis de los años 80. El panorama se complica con las posibles tarifas de importación propuestas por Trump, que amenazan el mercado exportador agrícola de Estados Unidos.

Cosechas récord, ingresos mínimos

En 2024, los agricultores estadounidenses cosecharon volúmenes históricos de maíz y soja, los cultivos más valiosos del país. Sin embargo, el exceso de oferta ha desplomado los precios, cayendo un 50% desde máximos de 2022, mientras los costes de semillas, fertilizantes y otros insumos siguen en niveles altos. Según expertos, el precio medio necesario para cubrir gastos de producción se sitúa en 5,67 dólares por bushel de maíz y 12,72 dólares para la soja, pero los precios actuales están muy por debajo, en 4,43 y 9,76 dólares respectivamente.

El impacto económico es devastador. Proyecciones de universidades como Illinois y Ohio State estiman pérdidas de 30.000 dólares para las explotaciones agrícolas promedio en Illinois, un nivel que no se veía desde la crisis agrícola de los años 80. «Cuando estos cultivos se siembren, serán perdedores de dinero,» advirtió Sterling Smith, analista de commodities.

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La amenaza de las tarifas

El escenario ya difícil podría empeorar si Donald Trump implementa las tarifas de importación que ha prometido. Propuso un arancel general del 20% para todas las importaciones, y hasta un 60% en productos chinos. China, Canadá y México, los mayores compradores de productos agrícolas de ee. uu., serían los más afectados, amenazando las exportaciones que representan un 16% del maíz y un 40% de la soja producidos en el país.

El antecedente de la guerra comercial entre Estados Unidos y China en 2018 muestra cómo estas medidas pueden alterar el mercado global. Durante ese conflicto, China diversificó sus proveedores, invirtiendo en Brasil para aumentar su producción de soja. Actualmente, Brasil ha ampliado sus cultivos de soja a un área equivalente al estado de Kansas y tiene potencial para plantar mucho más, posicionándose como un competidor clave y reduciendo la dependencia de China de los productores estadounidenses.

Competencia global en aumento

La capacidad de Brasil para producir dos cosechas al año –soja en septiembre y maíz tras su cosecha– amenaza con saturar aún más el mercado global. Si EE. UU. no diversifica sus estrategias de exportación, podría quedar fuera de este mercado clave, advierte Smith. Las exportaciones de noviembre sugieren que los compradores internacionales han aprovechado los bajos precios y el stock disponible, pero las perspectivas a largo plazo son inciertas.

La sobreproducción global de soja y maíz, sumada a los posibles conflictos comerciales, podría empujar a los agricultores estadounidenses a replantearse sus estrategias. Esto incluye reducir el área de cultivo y optar por marcas genéricas de insumos agrícolas para abaratar costes. Sin embargo, estas medidas podrían impactar en empresas como John Deere, Corteva y Nutrien, gigantes del sector que dependen del gasto agrícola.

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Reservas contra la crisis

A pesar de las pérdidas previstas, los expertos descartan una crisis agraria como la de los años 80, cuando el endeudamiento excesivo llevó a la quiebra a miles de agricultores. Muchos productores actuales aprovecharon los ingresos récord de 2021 y 2022 para construir reservas financieras, lo que les otorga mayor capacidad de resistencia. Aunque se prevén pérdidas operativas, Tanner Ehmke, economista agrícola, considera que el sector está mejor preparado para soportar dificultades económicas en el corto plazo.

Las medidas de contención incluyen ajustar presupuestos y limitar las inversiones en maquinaria nueva. Sin embargo, estas decisiones podrían ralentizar la modernización del sector y afectar la competitividad a largo plazo. El reto será equilibrar los recortes necesarios con la necesidad de mantener la eficiencia y la sostenibilidad en el futuro.

Cambios urgentes para un futuro incierto

El sector agrícola de Estados Unidos enfrenta un momento crítico que requiere medidas innovadoras y sostenibles. La dependencia de exportaciones, combinada con la competencia global y los posibles conflictos comerciales, plantea preguntas fundamentales sobre el modelo actual. Aunque las reservas financieras pueden ofrecer un respiro, no son una solución a largo plazo para un sistema que necesita adaptarse a realidades cambiantes.

La diversificación de cultivos y mercados, junto con políticas comerciales que protejan a los agricultores, será esencial. Además, la inversión en investigación y tecnología podría abrir nuevas oportunidades, permitiendo una agricultura más resiliente y menos vulnerable a las fluctuaciones del mercado global. El desafío no es solo económico; es también político y ambiental. ¿Están los responsables de las políticas preparados para actuar antes de que el panorama empeore aún más?

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