Cría y consumo de insectos para alimentación humana, una alternativa nutritiva, ecológica y sostenible
¿Te comerías un grillo o un gusano de la harina? Te estás perdiendo unas de las mayores fuentes de proteína. En Europa están, ya, aprobados para su consumo.
La búsqueda de alternativas sostenibles y nutritivas para alimentar a la creciente población mundial se ha convertido ya una prioridad, y entre las soluciones que se han explorado, una opción que gana terreno es la cría de insectos para el consumo humano. Aunque en muchas culturas estos han sido una fuente de alimento común durante siglos, en las sociedades occidentales se ha mantenido un tabú que parece estar rompiéndose a medida que los beneficios de los insectos como alimento se hacen más evidentes… y a medida que la alimentación tradicional es, también, cada vez más costosa y menos sostenible de producir y mantener.
Los seres humanos apenas consumen menos de dos mil especies de insectos, solo un 0,03% de los 5,5 millones de especies de insectos que existen en la tierra.
El alimento más antiguo del mundo y su futuro
Los insectos han sido consumidos por el ser humano durante milenios, pero su papel en la alimentación moderna está tomando un nuevo protagonismo, en diferentes regiones, acrecentado por nuevas modas. En la actualidad, se consumen alrededor de 1.600 especies de insectos en todo el mundo, lo que representa una fracción ínfima del número real de especies que habitan en la tierra. Larvas de escarabajos, orugas, saltamontes, langostas, grillos, hormigas, abejas y avispas son solo algunas de las opciones “gourmet” disponibles. Si bien para algunas personas puede resultar extraño pensar en consumir estos pequeños seres, la entomofagia ofrece numerosos beneficios nutricionales y medioambientales.
Alto valor nutricional. Son una excelente fuente de nutrientes, incluyendo proteínas de alta calidad, grasas saludables, vitaminas (como la B12), minerales (como hierro y zinc) y fibra. Además, su perfil nutricional varía según la especie, lo que brinda variedad en la dieta.
Sostenibilidad. El cultivo de insectos es significativamente más sostenible que la ganadería convencional. Requiere menos agua, espacio y alimento para producir la misma cantidad de proteína. Además, la producción de insectos emite menos gases de efecto invernadero y genera menos contaminación que la producción de carne.
Eficiencia alimentaria. Los insectos convierten el alimento que consumen en proteína de manera muy eficiente. Por ejemplo, pueden convertir dos kilogramos de alimento en un kilogramo de masa corporal, mientras que el ganado requiere aproximadamente ocho kilogramos de alimento para lograr el mismo resultado.
Biodiversidad. La ingesta de insectos puede fomentar la biodiversidad, ya que existen miles de especies comestibles. Esto podría ayudar a diversificar la oferta de alimentos y reducir la presión sobre las especies tradicionalmente consumidas.
Menor riesgo de enfermedades zoonóticas. A diferencia de los animales de granja, los insectos rara vez son portadores de enfermedades que pueden transmitirse de animales a humanos. Esto reduce el riesgo de brotes de enfermedades.
Alergias alimentarias menos comunes. Son menos frecuentes que las alergias a alimentos como los cacahuetes o el marisco, lo que hace que sean una opción segura para muchas personas.
Versatilidad culinaria. Los insectos se pueden preparar de diversas maneras, desde fritos y asados hasta triturados y usados como ingredientes en productos alimentarios. Esto ofrece una amplia variedad de opciones para la cocina.
Ahorro de recursos. Dado que los insectos requieren menos recursos para criarse, su producción puede contribuir a la seguridad alimentaria y a reducir la presión sobre los recursos naturales.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que más del 26% de las tierras secas del mundo se dedican a la cría de ganado, y un 33% de las tierras cultivables se utilizan para la producción de alimentos destinados a estos animales. Este enfoque tiene un alto impacto ambiental y contribuye significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero. Para garantizar la sostenibilidad de la alimentación en un mundo en constante crecimiento, es necesario encontrar soluciones que minimicen estos impactos. La alimentación a base de insectos puede garantizar también un planeta más sostenible y además, numerosos estudios lo consideran un verdadero superalimento .
Los Insectos como fuente de nutrientes valiosos
La clave del interés creciente en la entomofagia radica en la abundancia de nutrientes que los insectos pueden proporcionar. Son ricos en proteínas, ácidos grasos insaturados, aminoácidos, vitaminas, hierro y otros minerales. Los grillos, por ejemplo, contienen un 65% de proteína en peso, en comparación con el 23% que se encuentra en la carne de ternera o el 8% en el tofu, un alimento considerado altamente proteico. Esta abundancia nutricional, combinada con la capacidad de criar insectos con un bajo consumo de agua y la capacidad de adaptarse a diferentes entornos, los convierte en una fuente de alimentos respetuosa con el medio ambiente.
“Se requiere de 100 veces menos superficie de tierras agrícolas que para producir la misma cantidad de proteína animal, consumen un 25% menos de agua y no es necesario el uso de antibióticos”,
Los insectos comestibles han sido una parte tradicional de las dietas en países como Vietnam, donde se consumen gusanos de seda y larvas de escarabajo, o China, donde escorpiones, grillos o cucarachas son allí reconocidos manjares. Sin embargo, en la Unión Europea, su consumo es menos frecuente. Por lo tanto, la EFSA, la Autoridad Europea de la Seguridad Alimentaria, se encarga de examinar y calificar estos nuevos alimentos para su eventual aprobación y venta en los países miembros.
¿Qué insectos están aprobados para su consumo en Europa?
Dado que los insectos son organismos complejos, su evaluación implica comprender en detalle la composición de los alimentos derivados de ellos, incluida su microbiología, teniendo en cuenta que se consume todo el insecto. Hasta la fecha, la Comisión Europea ha aprobado tres tipos de insectos para su comercialización y consumo:
Gusano de harina. Aprobado en 2021, es uno de los primeros insectos en obtener la aprobación. Puede usarse en una variedad de preparaciones culinarias, desde barritas energéticas hasta productos de panadería.
Langosta migratoria. También aprobada en 2021, la langosta migratoria es otra fuente potencial de proteínas. Su consumo se extiende a diferentes productos alimenticios.
Grillo doméstico. La adición más reciente a la lista de insectos aprobados. El grillo doméstico se puede consumir en forma de aperitivo cuando está seco o como ingrediente en productos como galletas y alimentos ricos en proteínas.
En la siguiente tabla se resumen estas especies, junto con la información de las formas autorizadas para comercializar, el reglamento que las autoriza y las fechas de autorización y de protección de datos:
Además de estos tres insectos, la EFSA trabaja en evaluar y aprobar más alimentos novedosos en la UE, incluyendo productos basados en hierbas, alimentos derivados de algas y frutas no autóctonas de Europa.
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