Descubren en Marte las moléculas más cercanas a la vida

Alberto Noriega     6 abril 2025     4 min.
Descubren en Marte las moléculas más cercanas a la vida

Curiosity detecta las moléculas orgánicas más grandes en Marte, posibles fragmentos de ácidos grasos que reavivan la búsqueda de vida pasada.

La NASA ha detectado en Marte las moléculas orgánicas más complejas encontradas hasta ahora, avivando las hipótesis sobre una posible química prebiótica en el planeta rojo. El rover Curiosity analizó sedimentos de hace 3.700 millones de años en el cráter Gale y descubrió hidrocarburos de cadena larga como el decano y el dodecano, típicos de estructuras celulares en la Tierra. Publicado por la PNAS, el hallazgo representa un avance sin precedentes en la búsqueda de señales de vida pasada. Aunque no confirma vida marciana, revela un Marte más químicamente fértil de lo que jamás imaginamos.

Una firma química inesperada

El descubrimiento se produjo en la lutita de Cumberland, una roca sedimentaria ubicada en el cráter Gale que alguna vez albergó un antiguo lago. Los compuestos hallados —decano (C₁₀H₂₂), undecano (C₁₁H₂₄) y dodecano (C₁₂H₂₆)— son hidrocarburos de cadena larga, componentes clave de los ácidos grasos, bloques fundamentales de las membranas celulares.

Este tipo de compuestos no había sido detectado anteriormente en Marte, lo que sugiere que la química orgánica marciana fue mucho más rica y compleja de lo que los modelos previos anticipaban. Curiosity, equipado con su laboratorio portátil SAM (Sample Analysis at Mars), logró identificar estas moléculas que podrían ser residuos químicos de procesos biológicos o simulacros abióticos de la vida.

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¿Biología marciana o química del azar?

Los orígenes de estas moléculas aún no están claros. Desde una perspectiva biológica, podrían ser restos de membranas celulares microbianas degradadas o productos secundarios de compuestos carboxílicos biológicos. Alternativamente, podrían haberse formado sin vida de por medio, mediante reacciones químicas como la síntesis tipo Fischer-Tropsch, inducida por minerales y calor.

Experimentos en la Tierra han demostrado que es posible generar compuestos similares mediante reacciones entre ácido benzoico, hidrógeno y minerales como la olivina o la magnetita, presentes en Marte. Pero la gran pregunta sigue abierta: ¿es esta química compleja una antesala de la vida… o solo un ensayo sin testigo biológico?

El lago que conservó secretos por milenios

Lo más extraordinario de este hallazgo es que estas moléculas se preservaron durante casi 3.700 millones de años, gracias a su entorno: un lecho de lago seco, frío y rico en arcillas. Este tipo de sedimentos ofrece protección frente a la radiación cósmica y los procesos erosivos, convirtiéndose en cápsulas del tiempo químicas.

La estabilidad geológica y climática de Marte ha actuado como una bóveda natural, manteniendo intactas moléculas que podrían ser testigos de una historia biológica perdida. Si existen biofirmas más delicadas o incluso restos fósiles de vida microbiana primitiva, lo más probable es que se encuentren en entornos geológicos similares.

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Preparando el camino para traer Marte a la Tierra

El hallazgo ya está influyendo en la estrategia de futuras misiones. La campaña Mars Sample Return de la NASA, con el rover Perseverance al frente, ahora prioriza la recolección de muestras en zonas protegidas y ricas en arcilla. La idea es identificar y extraer compuestos aún más complejos —o incluso biofirmas— que puedan ser analizados con precisión en laboratorios terrestres.

Al mismo tiempo, la NASA planea incorporar instrumentos de análisis in situ más sofisticados, para acercarse a respuestas más concluyentes sin necesidad de esperar el retorno de muestras. Curiosity nos ha enseñado que la superficie de Marte aún tiene secretos enterrados. Lo que falta ahora no es solo excavar más profundo, sino mirar más finamente.

¿Y si Marte fue alguna vez azul?

Las implicaciones de este descubrimiento van más allá de lo químico. Si Marte pudo generar y preservar moléculas orgánicas complejas como las que forman parte de los seres vivos, entonces la línea que separa lo abiótico de lo biológico podría haber sido cruzada en algún momento de su historia.

Quizá Marte no fue siempre el desierto estéril que conocemos. Quizá hubo un tiempo en que, como la Tierra, tuvo agua líquida, atmósfera densa, y las condiciones mínimas para que la química se organizara en vida. No hay prueba definitiva aún. Pero el rastro molecular sigue ahí, esperando a que lo sigamos.

Y si la vida surgió allí alguna vez, ¿cuántos planetas más podrían haber albergado historias similares en el universo? Marte, una vez más, nos recuerda que estamos lejos de saber cuán comunes —o cuán raros— somos.

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