Desenmascarando los subsidios a los combustibles fósiles: Consecuencias para el planeta y la economía
Los subsidios a los combustibles fósiles impactan negativamente en la salud, el medio ambiente y la economía global. Descubre cómo y por qué debemos eliminarlos.
A pesar de las muertes y daños ambientales que provoca el cambio climático, los gobiernos siguen invirtiendo seis veces más en subsidios a combustibles fósiles que en energías renovables. Estos subsidios, que en 2022 ascendieron a 7 billones de dólares, son ineficientes y perjudiciales para la economía, según organismos económicos líderes. Este artículo analiza el impacto de estos subsidios en nuestra salud, el planeta y la economía.
El verdadero costo de los subsidios a los combustibles fósiles
En 2022, los subsidios globales a los combustibles fósiles alcanzaron los 7 billones de dólares, equivalentes al 7% del PIB mundial, una cantidad similar a la economía combinada del Reino Unido y Alemania. Al mismo tiempo, la exposición a la contaminación del aire causó 8.1 millones de muertes en 2021.
A pesar de esto, los gobiernos siguen destinando enormes cantidades de dinero de los contribuyentes para apoyar una industria que genera miles de millones de dólares en ganancias cada año. Esta industria es la mayor contribuyente al cambio climático y la destrucción de los ecosistemas del planeta, y está directamente relacionada con la muerte de millones de personas. Entonces, ¿por qué los gobiernos siguen subvencionándola?
Impacto económico de los subsidios
Históricamente, los subsidios a los combustibles fósiles han ayudado a reducir los precios de la energía, contribuyendo al crecimiento económico. Los gobiernos utilizan estos subsidios para disminuir la inflación, reduciendo los costos de la energía, el transporte y otros productos. Recientemente, los gobiernos aumentaron los subsidios para reducir los precios de la energía, que se dispararon debido a la guerra en Ucrania y la recuperación post-pandemia.
Sin embargo, la idea de que estos subsidios benefician a los pobres es errónea. Un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) revela que estos subsidios favorecen desproporcionadamente a los ricos. El 20% más rico de la sociedad recibe el 43% del beneficio de estos subsidios, mientras que el 20% más pobre solo obtiene el 7%. Transferir un dólar a los más pobres mediante subsidios a la gasolina cuesta 33 dólares, lo que significa que por cada 100 dólares de subsidio, 97 se filtran a los cuatro quintiles superiores.
Impacto en la salud y el medio ambiente
Además de su ineficiencia económica, los subsidios a los combustibles fósiles tienen consecuencias devastadoras para la salud pública y el medio ambiente. La quema de combustibles fósiles es responsable de la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero, que causan el cambio climático y sus efectos devastadores, como el aumento del nivel del mar, eventos climáticos extremos y la pérdida de biodiversidad.
La contaminación del aire resultante de la combustión de combustibles fósiles también está vinculada a varios problemas de salud, como cánceres, enfermedades cardiovasculares y la reducción de la capacidad cognitiva. La contaminación del aire también afecta a los océanos, alterando su acidez y comprometiendo ecosistemas enteros, lo que a su vez afecta la pesca y la agricultura, exacerbando las crisis alimentarias.
Alternativas a los subsidios a los combustibles fósiles
Organizaciones como el FMI y el Banco Mundial son claras en su posición: los subsidios a los combustibles fósiles deben eliminarse. Reformar la política de precios de los combustibles fósiles podría generar 4.4 billones de dólares en ingresos fiscales, más que suficiente para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Estas reformas reducirían las emisiones de combustibles fósiles en un 34% por debajo de los niveles de 2019, colocando a la humanidad en el camino correcto para limitar el calentamiento global a 1.5-2°C sobre los niveles preindustriales.
Además, eliminar estos subsidios podría evitar más de 1.5 millones de muertes anuales causadas por la contaminación del aire. Reformar el sistema de subsidios haría que las energías renovables fueran más competitivas, incentivando la inversión en energías limpias y acelerando la transición hacia una energía más sostenible.
Desafíos y soluciones
Reformar los subsidios a los combustibles fósiles no es una tarea sencilla. En 2009, las naciones del G20 se comprometieron a eliminar estos subsidios, pero los avances han sido modestos. Los gobiernos temen la reacción social y el impacto en la inflación. Sin embargo, estos subsidios son una forma extremadamente ineficiente de apoyar a los más vulnerables y existen diversas formas de mitigar estos posibles inconvenientes.
Parte de los enormes ingresos fiscales generados por estas reformas podrían utilizarse para mejorar los servicios públicos y la inversión en programas sociales. Además, las reformas graduales y las campañas educativas son esenciales para ganar el apoyo público.
Un obstáculo importante son los poderosos lobbies petroleros, que influyen en las decisiones políticas y la opinión pública. Estos lobbies gastan millones de dólares al año en actividades de comunicación relacionadas con el clima, pero solo el 12% de su gasto de capital se dedica a actividades bajas en carbono. Abordar esta influencia podría incluir la prohibición de la publicidad de combustibles fósiles, similar a la existente para el tabaco, y la introducción de mecanismos automáticos de fijación de precios para despolitizar el proceso de reforma.
Los subsidios a los combustibles fósiles son costosos, ineficientes y perjudiciales para la salud pública, el medio ambiente y la economía. Reformar estos subsidios es crucial para avanzar hacia un futuro más sostenible y equitativo. La eliminación de estos subsidios no solo ayudaría a mitigar el cambio climático, sino que también podría mejorar la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo.
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