DoorDash lanza repartidores robot en Los Ángeles y Chicago

Alberto Noriega     22 abril 2025     5 min.
DoorDash lanza repartidores robot en Los Ángeles y Chicago

DoorDash estrena robots de entrega en Los Ángeles y Chicago con Coco Robotics, ofreciendo una alternativa sostenible y eficiente para clientes y comercios.

DoorDash ha iniciado su servicio de entrega con robots en las aceras de Los Ángeles y Chicago, en colaboración con Coco Robotics. El despliegue incluye a casi 600 comercios y da continuidad a un piloto exitoso en Helsinki, donde se completaron más de 100.000 entregas. Esta nueva opción ecológica forma parte de la estrategia de DoorDash para crear una plataforma de reparto multimodal y más sostenible. El movimiento se produce en medio de una competencia feroz por liderar el futuro de la logística urbana.

Robots en la acera, comida en tu puerta

Desde abril de 2025, los habitantes de Los Ángeles y Chicago pueden recibir pedidos de comida a través de pequeños robots autónomos que ruedan por las aceras. DoorDash, en alianza con la empresa tecnológica Coco Robotics, ha puesto en marcha esta iniciativa tras comprobar su éxito en Finlandia, donde los robots hicieron más de 100.000 repartos para Wolt, la filial europea de DoorDash.

Los robots funcionan sin emisiones, pueden navegar de forma segura por entornos urbanos y están pensados para entregas de corta distancia. Según DoorDash, el sistema elige automáticamente esta opción cuando el pedido y la ubicación lo permiten, ofreciendo un método más limpio, barato y ágil frente al coche o la moto tradicionales. Al tratarse de rutas cortas y predecibles, la flota robotizada permite además una mayor eficiencia sin necesidad de alterar la red de reparto humana.

Más pedidos, menos emisiones

El uso de robots de acera representa una alternativa ecológica frente al modelo convencional de entrega en coche. Cada reparto que se realiza sobre ruedas eléctricas y sin gasolina supone una reducción directa en emisiones de CO₂ y tráfico urbano. Este es un paso en línea con los objetivos medioambientales de DoorDash, que busca convertirse en una empresa más sostenible mediante el uso de tecnologías de última milla más limpias.

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Pero no se trata solo del planeta. Los comerciantes que usan esta opción pueden ampliar su base de clientes sin depender tanto de los picos de disponibilidad de repartidores humanos. Para los usuarios, el resultado es una experiencia más constante y eficiente, especialmente en zonas densas donde el tráfico puede retrasar los pedidos. Además, el factor novedad —ver cómo un pequeño robot trae tu burrito hasta la puerta— no deja de ser un buen argumento para probar la función al menos una vez.

Una jugada estratégica ante la competencia

Este despliegue forma parte del plan de DoorDash para reforzar su ventaja competitiva en el saturado mercado de entrega a domicilio. En ciudades donde Uber Eats o Grubhub también están invirtiendo en robots, adelantarse puede marcar la diferencia. La compañía confía en que esta red híbrida, donde los pedidos se asignan de forma inteligente entre humanos, drones y robots, ayudará a satisfacer mejor la creciente demanda y a reducir los costes operativos a largo plazo.

Además, DoorDash pretende que estos robots no resten trabajo a sus repartidores, sino que generen pedidos adicionales que antes quedaban fuera por falta de recursos. La empresa ha insistido en que los Dashers seguirán siendo parte fundamental del sistema, especialmente para entregas complejas, nocturnas o de largo recorrido. Con este enfoque, DoorDash intenta sortear la crítica social que rodea a la automatización laboral.

Obstáculos sobre ruedas

No todo son ventajas. A pesar del potencial tecnológico, los robots de entrega enfrentan resistencias en algunos municipios por temas de accesibilidad, congestión peatonal y falta de regulación específica. En ciertas ciudades estadounidenses, ya se han prohibido los robots de acera por temor a que obstruyan pasos o interfieran con personas con movilidad reducida. En entornos urbanos densos, un exceso de estos vehículos podría acabar siendo más problema que solución.

A esto se suman las preocupaciones laborales. El temor a que los repartidores humanos sean sustituidos por máquinas persiste, especialmente en economías donde los trabajos gig representan el ingreso principal de muchas personas. Aunque DoorDash asegura que su modelo robotizado es complementario, será clave observar cómo evoluciona su uso y si, en efecto, ayuda a absorber la demanda en vez de reemplazar fuerza laboral.

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Una carrera por dominar la entrega autónoma

DoorDash no está sola en esta aventura. Grubhub se ha asociado con Starship Technologies para desplegar robots en campus universitarios, donde el entorno cerrado facilita la logística. Uber Eats, por su parte, trabaja con Serve Robotics y Cartken en pruebas similares en Los Ángeles. Kiwibot también está presente en el sector, especialmente enfocado en universidades y entornos controlados.

El mercado de entrega robótica se está moviendo rápido. Se espera que supere los 950 millones de dólares para 2026, con un crecimiento impulsado por la necesidad de reducir costes, mejorar tiempos de entrega y aumentar la eficiencia en zonas urbanas congestionadas. Cada empresa está probando diferentes rutas: algunos apuestan por la autonomía total, otros por robots teleoperados. Todos, sin excepción, están luchando por ocupar primero la acera.

No es ciencia ficción, es la nueva logística

La llegada de los robots de DoorDash a ciudades como Los Ángeles o Chicago señala un punto de inflexión: la entrega automatizada ya no es un prototipo, es una realidad operativa. Estos pequeños vehículos con ruedas pueden parecer una curiosidad urbana por ahora, pero en pocos años podrían formar parte integral del paisaje de reparto diario.

Más allá de la innovación técnica, el reto está en cómo integrar esta nueva capa de tecnología en un ecosistema que también debe cuidar al trabajador humano, a los ciudadanos que comparten la acera y al medio ambiente. La automatización no debería ser sinónimo de exclusión, sino de evolución inteligente. Por ahora, si ves un robot rodando con una bolsa de comida… saluda. Está trabajando.

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