«Es increíble la diferencia que ha supuesto un carril»: voluntarios construyen una red ciclista local y sostenible de 122 km en dos años
Voluntarios en Somerset han construido una red de ciclovías que conecta comunidades, transformando el transporte y mejorando la calidad de vida.
En Somerset, un grupo de voluntarios ha logrado construir varias secciones de una red de ciclovías y senderos peatonales de 122 km las en tan solo dos años. Utilizando derechos de desarrollo permitidos y el entusiasmo comunitario, han superado los obstáculos habituales de planificación. Las nuevas rutas están generando un impacto significativo en la conectividad local, mejorando la seguridad y accesibilidad para los residentes. Este esfuerzo, liderado por la concejala Ros Wyke, está demostrando que con ingenio y colaboración, se pueden lograr grandes cambios.
La transformación de Somerset
La implementación de la red de ciclovías y senderos peatonales en Somerset ha sido una verdadera revolución para las comunidades locales. En los últimos dos años, varias secciones del ambicioso proyecto de 76 millas han sido completadas alrededor de Shepton Mallet, generando un notable impacto en la vida cotidiana de sus habitantes. La clave para superar los desafíos tradicionales de planificación ha sido el uso innovador de los derechos de desarrollo permitidos, un proceso simplificado que normalmente utilizan los agricultores para construir caminos a través de sus tierras.
Un ejemplo destacado es una sección de 300 metros en el centro de Shepton Mallet, que ahora utiliza un puente de Historic Railway Estates, anteriormente reservado para otros usos. Este nuevo camino, que pasa por debajo de una carretera concurrida, ha transformado una travesía peligrosa en una ruta segura y agradable. En su primer año, los contadores digitales registraron 104,000 viajes, una cifra impresionante considerando que la población de la ciudad es de menos de 10,000 personas.
La fuerza de la comunidad
Los esfuerzos comunitarios no se detienen ahí. Otra ruta nueva ha conectado las pequeñas aldeas de Westbury-sub-Mendip y Easton, que anteriormente solo estaban unidas por una carretera estrecha y rápida sin aceras. Se espera que esta nueva ruta registre 30,000 viajes en su primer año. El impacto positivo en la seguridad y la accesibilidad es evidente, demostrando que las comunidades rurales también pueden beneficiarse enormemente de la infraestructura para bicicletas y peatones.
Ros Wyke, una de las impulsoras de este proyecto, ha trabajado durante más de 25 años para hacer realidad estas rutas. Su persistencia finalmente dio frutos en 2022 cuando comenzaron a experimentar con los derechos de desarrollo permitidos. Este enfoque ha eliminado la necesidad de estudios topográficos extensivos y otras complicaciones del proceso de planificación tradicional, acelerando considerablemente el tiempo de entrega de los proyectos. Solo se requiere obtener permisos de planificación para las secciones de los caminos que se cruzan con carreteras, lo que reduce los tiempos de entrega de décadas a semanas.
El papel de los voluntarios
Una vez definidos los caminos, la construcción es llevada a cabo por voluntarios locales bajo la guía de expertos, lo que reduce significativamente los costos en comparación con los proyectos financiados por el gobierno. Mientras que la construcción de una ruta para bicicletas por National Highways puede costar hasta £1 millón por kilómetro, los grupos como Strawberry Line pueden hacerlo por £170,000/km, gracias a la ayuda voluntaria en la construcción y mantenimiento de los caminos.
El trabajo de los voluntarios no se limita a la construcción de caminos. También se encargan de despejar zarzas, construir drenajes, plantar árboles y reconstruir cercas. Esta colaboración comunitaria se asemeja a la gestión de la red de caminos rurales del país. Sin embargo, surge la pregunta de si este modelo es sostenible a largo plazo. La experiencia y dedicación de individuos como John Grimshaw y Caroline Levett, fundadores de Sustrans y la Red Nacional de Ciclovías, ha sido crucial en este éxito. Con décadas de experiencia, han ayudado a las comunidades locales a navegar por los requisitos de planificación y obtener los permisos necesarios.
Un futuro prometedor y desafiante
A pesar de los éxitos, uno de los mayores desafíos sigue siendo obtener el consentimiento de los propietarios de tierras y vecinos. Las preocupaciones sobre la seguridad y la privacidad son comunes, y es necesario trabajar arduamente para disipar estos temores. Mick Fletcher, involucrado en el proyecto Strawberry Line, ha trabajado incansablemente para alcanzar acuerdos con los propietarios de tierras, buscando formas de implementar las rutas sin interferir con las operaciones agrícolas locales.
La diferencia que estos caminos pueden hacer es extraordinaria. Con la voluntad de los voluntarios y un sistema de permisos eficiente, Somerset está viendo una mejora tangible en la calidad de vida de sus residentes. La concejala Wyke ha recibido numerosas cartas de agradecimiento de personas que ahora pueden caminar hasta el pub o llevar a sus hijos a la escuela a pie, algo que antes no era posible.
Construyendo puentes hacia el futuro
El impacto de la red de ciclovías y senderos peatonales en Somerset es un testimonio del poder de la comunidad y la innovación en la planificación urbana. La utilización de derechos de desarrollo permitidos y la dedicación de los voluntarios han demostrado ser una combinación ganadora, permitiendo que proyectos que de otro modo habrían tardado décadas se completen en semanas. Este modelo podría ser replicado en otras áreas, llevando los beneficios de la infraestructura para bicicletas y peatones a más comunidades rurales.
Sin embargo, para que este enfoque sea sostenible, es esencial asegurar una colaboración continua entre los gobiernos locales, las organizaciones benéficas y los voluntarios. La experiencia y el conocimiento de expertos como John Grimshaw y Caroline Levett son invaluables, pero también es crucial capacitar a una nueva generación de líderes comunitarios que puedan continuar su legado. La inversión en infraestructura verde no solo mejora la calidad de vida y la seguridad de los residentes, sino que también promueve la sostenibilidad y el bienestar ambiental.
En un futuro donde la movilidad sostenible se convierte en una prioridad, los proyectos como la Strawberry Line de Somerset ofrecen un camino claro hacia un desarrollo urbano más inclusivo y conectado. La combinación de ingenio, colaboración y dedicación comunitaria puede transformar paisajes y vidas, un camino a la vez.
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