La escasez de níquel podría afectar al suministro de baterías para coches eléctricos en 2024
La escasez de níquel puede afectar al suministro de baterías para coches eléctricos en 2024. ¿Qué soluciones llevarán a cabo los fabricantes?
La escasez de níquel podría afectar al suministro de baterías para coches eléctricos en 2024. La demanda mundial de níquel podría superar la oferta en los próximos años, limitando potencialmente el suministro de baterías para vehículos eléctricos, según un nuevo informe de la consultora noruega Rystad Energy.
El informe asegura que para 2024, la demanda mundial anual de níquel aumentará de las actuales 2,7 millones de toneladas a 3,7 millones de toneladas, superando los suministros disponibles. La brecha continuará ampliándose después de dicha fecha, según el informe. Esto podría convertirse en un escollo para la industria porque, a diferencia de otras materias primas de baterías, el níquel también se utiliza para otro tipo de industrias.
El suministro de baterías se podría ver afectado en 2024
Con los fabricantes de automóviles aumentando la producción de vehículos eléctricos, se espera que la demanda de níquel para su uso en baterías crezca mucho más rápido que otras industrias, que también están experimentando cierto crecimiento en la demanda de níquel. El resultado podría traducirse en problemas de suministro y mayores costes de batería para los fabricantes de automóviles. Eso podría empujar a los fabricantes de automóviles a buscar depósitos de níquel «anteriormente poco atractivos», cuya extracción podría presentar mayores problemas ambientales o sociales.
Una escasez de níquel también podría alentar a los fabricantes de automóviles a buscar químicas alternativas para las baterías, lo que se puede traducir en una inversión en fosfato de hierro y litio (LFP) o en iones de sodio. Esta no es la primera vez que los analistas advierten sobre una escasez de níquel que afecta la producción de baterías para vehículos eléctricos. En 2019 , una posible escasez de níquel y un alza de precios podrían haber comenzado a afectar el suministro de baterías.
Otros informes han apuntado que la demanda de níquel se multiplicará 16 veces para el 2030, y se espera que la mitad de esa demanda se destine a las baterías de coches eléctricos. Si estas predicciones se cumplen, todo apunta a que los fabricantes de automóviles tendrán que reinventarse o apostar por otro tipo de baterías como por ejemplo las de sodio o incluso las baterías en estado sólido. Estas futuras baterías serán mucho más pequeñas, tendrán una mayor vida útil ofreciendo un mayor número de ciclos y, sobre todo, lo que los conductores quieren, una mayor autonomía que les permita viajar sin tener que preocuparse por las cargas, los conectores e incluso las tarifas de la luz.
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