Las grandes tecnológicas se apresuran a encontrar energía limpia para alimentar el insaciable apetito de la IA

Alberto Noriega     1 octubre 2024     6 min.
Las grandes tecnológicas se apresuran a encontrar energía limpia para alimentar el insaciable apetito de la IA

La expansión de la inteligencia artificial está impulsando la demanda de energía en los centros de datos, creando oportunidades de inversión en infraestructura.

Con la creciente adopción de la inteligencia artificial y la digitalización, los centros de datos en Estados Unidos enfrentan una demanda de energía sin precedentes. Se espera que su consumo pase del 3-4% de la demanda eléctrica total a cerca del 12% para 2030, requiriendo inversiones de más de $500 mil millones en infraestructura. Mientras los centros de datos luchan por asegurar suficiente energía, las empresas del sector eléctrico y los inversores tienen la oportunidad de capitalizar esta necesidad urgente.

Centros de datos: los nuevos gigantes del consumo energético

El crecimiento explosivo de la inteligencia artificial ha acelerado la expansión de los centros de datos en Estados Unidos, poniendo de manifiesto su insaciable demanda de electricidad. Según un análisis de McKinsey, la capacidad energética requerida por los centros de datos podría aumentar de 25 gigavatios (GW) en 2024 a más de 80 GW en 2030. Este aumento se debe a la creciente digitalización y al uso masivo de tecnologías de IA que requieren vastos recursos de cómputo y almacenamiento. Se estima que solo en Estados Unidos, será necesario invertir más de $500 mil millones para satisfacer la demanda de infraestructura de centros de datos en esta década.

A medida que la IA continúa expandiéndose y generando enormes cantidades de datos, la necesidad de nuevos centros de datos, con suficiente energía para alimentarlos, se convierte en un problema crítico. Las limitaciones no solo se presentan en la generación de energía, sino también en la infraestructura necesaria para interconectar estos centros a las redes de transmisión. El acceso a la energía es uno de los mayores obstáculos para la expansión de estos centros, con tiempos de espera que superan los tres años en grandes mercados como Virginia del Norte, donde la demanda de nuevos sitios para centros de datos ya ha saturado la capacidad de la red.

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Escasez de recursos y su impacto en el crecimiento

Uno de los principales desafíos a los que se enfrenta el sector es la escasez de equipos eléctricos y mano de obra capacitada. Los retrasos en el suministro de transformadores, generadores y unidades de distribución de energía han alcanzado casi dos años, ralentizando la construcción de nuevos centros de datos. Además, existe una creciente escasez de trabajadores especializados en el sector eléctrico, con un déficit proyectado de hasta 400,000 empleados para 2030. Esta falta de mano de obra afecta directamente la capacidad de construcción de nuevos centros, especialmente en zonas donde la infraestructura energética aún es limitada.

Para empeorar la situación, los centros de datos no solo compiten por recursos con otros sectores emergentes, como la fabricación de vehículos eléctricos y las plantas de semiconductores, sino que también enfrentan un mercado eléctrico que no ha visto un crecimiento significativo en la demanda desde 2007. El aumento de la demanda provocado por la IA, sin embargo, podría cambiar esta tendencia, con los centros de datos representando entre el 30% y el 40% del crecimiento neto de la demanda energética en EE.UU. hasta 2030.

Además, las expectativas de sostenibilidad añaden complejidad al panorama. Aunque las grandes empresas tecnológicas han establecido compromisos públicos para alcanzar el uso de energía limpia 24/7 antes de 2030, la infraestructura actual y los tiempos de desarrollo de nuevas fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica, están rezagados frente a las metas.

Oportunidades para el sector energético y los inversores

En este contexto, la relación entre el crecimiento de los centros de datos y el sector energético presenta grandes oportunidades para inversores y compañías dispuestas a enfrentar los retos. La necesidad de infraestructura energética más robusta ha llamado la atención de las empresas de servicios públicos, que cada vez ven en los centros de datos un cliente clave. De hecho, 21 proveedores de servicios públicos mencionaron los centros de datos en sus informes financieros del cuarto trimestre de 2023, comparado con solo tres en 2021. Este cambio refleja la creciente importancia de estas instalaciones en el ecosistema energético.

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Una de las áreas más prometedoras de inversión es la infraestructura de transmisión y distribución (T&D), necesaria para conectar los centros de datos con fuentes de energía confiables. Aunque el desarrollo de proyectos energéticos, como centrales de gas o parques eólicos, puede tardar entre tres y cinco años, la construcción de la infraestructura de transmisión puede demorar hasta una década. Este desfase entre los tiempos de desarrollo representa una oportunidad para inversores que deseen acelerar el acceso energético en mercados clave.

Asimismo, los llamados mercados secundarios, que antes no eran considerados para la construcción de centros de datos, han comenzado a atraer inversiones. Lugares como Iowa, Indiana o Wyoming, que ofrecen acceso a energía más barata y con menor presión sobre sus redes eléctricas, están emergiendo como hubs alternativos para centros de datos. La expansión a estas regiones no solo ofrece beneficios en términos de costos energéticos, sino también una mayor rapidez en la construcción de nuevas instalaciones. A medida que las grandes empresas tecnológicas, conocidas como «hiperescaladores», continúan buscando formas de reducir sus tiempos de construcción, estas zonas se convierten en opciones atractivas para el crecimiento a gran escala.

Innovación energética: clave para el futuro de la IA

El crecimiento de la inteligencia artificial ha revelado las debilidades del actual sistema energético en Estados Unidos y en muchos mercados a nivel global. La IA, con su enorme demanda de procesamiento y almacenamiento de datos, ha generado una presión sin precedentes sobre los centros de datos, que ahora dependen más que nunca de un suministro de energía constante, accesible y sostenible.

A largo plazo, el éxito del sector no solo dependerá de la cantidad de energía disponible, sino también de la capacidad de generar soluciones innovadoras que integren la energía limpia y la eficiencia. Las empresas que logren aprovechar estas oportunidades de inversión, ya sea en infraestructura de transmisión, nuevas tecnologías energéticas o mejora de los recursos humanos, serán las que impulsen el crecimiento tanto de la inteligencia artificial como del sector energético en los próximos años. Al final, el futuro de la IA está intrínsecamente ligado a la capacidad de alimentar su «hambre» energética de manera responsable y eficiente.

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