La huella de carbono de la OTAN supera la de países enteros como Colombia o Qatar: 233 millones de toneladas de CO2 en 2023
El gasto militar de la OTAN en 2023 generó 233 millones de toneladas métricas de CO2, superando las emisiones anuales de países como Colombia o Qatar, según un informe.
Mientras los líderes de la OTAN se reúnen para conmemorar su 75º aniversario, un informe advierte que sus presupuestos militares están erosionando el clima, produciendo unas 233 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero. Este gasto militar, que ascendió a 1.34 billones de dólares en 2023, representa un aumento significativo en comparación con el año anterior y plantea serias preocupaciones ambientales y sociales.
Impacto del gasto militar en el clima
El informe, realizado por los grupos internacionales de investigación y defensa Transnational Institute, Tipping Point North South y Stop Wapenhandel, revela que el gasto militar de la OTAN en 2023 generó unas 233 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero. Esta cantidad de emisiones supera la de países enteros como Colombia o Qatar, subrayando el enorme impacto ambiental de los presupuestos militares.
El aumento del gasto militar, que alcanzó los 1.34 billones de dólares en 2023, representó un incremento de 126 mil millones de dólares respecto al año anterior. Según Nick Buxton, del Transnational Institute, este aumento no solo no aborda el problema del cambio climático, sino que lo agrava. La mayor parte del presupuesto se destinó a los Estados Unidos, que representó más de dos tercios del total, seguido por Polonia, el Reino Unido y Alemania.
Emisiones y seguridad
Las actividades militares tienden a ser altamente emisoras. Los aviones militares, las bases y los centros logísticos consumen enormes cantidades de combustibles fósiles, y el equipo militar necesita ser operado y mantenido regularmente para estar en condiciones de combate, lo que genera una cantidad considerable de contaminación. Los autores del informe estiman que los presupuestos militares de los estados miembros de la OTAN en 2023 añadieron 31 millones de toneladas métricas adicionales de emisiones, equivalente a agregar 6.7 millones de coches estadounidenses promedio a las carreteras durante un año.
Además, el informe señala que, si los incrementos en el gasto militar de la OTAN se destinaran a fines climáticos positivos, podrían cubrir completamente la financiación climática mínima para los países en desarrollo propuesta en las negociaciones climáticas de las Naciones Unidas de este año. Sin embargo, los fondos se están desviando hacia la militarización, consolidando el comercio de armas y exacerbando la inestabilidad durante la crisis climática.
Propuestas y soluciones
Para cumplir con los objetivos más ambiciosos del Acuerdo de París, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC) indica que el mundo debe reducir las emisiones en un 43% para 2030. Esto requeriría una reducción anual de las emisiones militares de al menos un 5%. Sin embargo, los países de la OTAN están avanzando en la dirección opuesta, comprometiéndose a destinar al menos el 2% de sus presupuestos nacionales a sus militares. Este aumento en el gasto podría generar tantas emisiones adicionales como las de Rusia anualmente para 2028.
Los autores del informe proponen la implementación de un «dividendo de paz climática», similar al «dividendo de paz» prometido después de la Guerra Fría, para invertir en gastos sociales en lugar de militares. Esta reorientación de fondos podría ayudar a mitigar el cambio climático y promover la estabilidad global.
Llamado a la acción
Durante el fin de semana, una coalición de activistas marchó en Washington DC, pidiendo a la OTAN que reduzca el gasto militar y redirija los fondos hacia iniciativas climáticas. Ho-Chih Lin de Tipping Point North South, coautor del informe, subrayó que no hay una alternativa realista para reemplazar completamente los combustibles fósiles en las operaciones militares para 2050, y que aumentar el gasto en defensa solo crea un mundo más militarizado en un momento en que se necesita más cooperación y paz.
Nick Buxton concluye: «No hay nación o alianza segura en un planeta inseguro». Esta afirmación resalta la necesidad urgente de reconsiderar las prioridades presupuestarias y abordar el cambio climático de manera más efectiva y sostenible.
Perspectivas futuras y críticas
El creciente gasto militar de la OTAN no solo agrava la crisis climática, sino que también desvía recursos vitales que podrían destinarse a la adaptación y mitigación del cambio climático. Las cifras son elocuentes: si los 1.34 billones de dólares invertidos en defensa se redirigieran hacia la financiación climática, podrían cubrir los costos de adaptación de los países de ingresos bajos y medios durante siete años, según estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Esta reorientación no solo sería una estrategia más sostenible, sino también una respuesta moralmente necesaria frente a la emergencia climática global.
Las críticas hacia la OTAN y sus miembros no se limitan a la comunidad ambiental. Hay una creciente conciencia entre los legisladores y el público sobre la necesidad de equilibrar la seguridad nacional con la seguridad ambiental. Mientras los funcionarios de defensa elogian el aumento del gasto militar como esencial para la seguridad, los investigadores y activistas advierten que esta tendencia está en contradicción con los objetivos climáticos globales. La paradoja de invertir en armas mientras el planeta sufre el calentamiento global subraya la necesidad de un cambio estratégico en las políticas de defensa y una mayor cooperación internacional para abordar las amenazas existenciales que plantea el cambio climático.
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