Thomas Ingenlath, CEO de Polestar, se sincera «Los coches eléctricos no son limpios»
El máximo responsable de la marca que apuesta por la electrificación de todos sus modelos, Thomas Ingenlath, no se esconde y pide elevar la autocrítica
Pues sí, y aunque parezca un acto que evoca a la frase que corresponde al refranero español acerca de lanzar esputos al aire en la vertical de cada uno, la sinceridad de Thomas Ingenlath, director ejecutivo de Polestar, la marca del grupo inversor chino Geely y anteriormente sueca y vinculada a Volvo, parece haber confesado algo que ningún otro responsable ha querido admitir hasta la fecha: los coches eléctricos no son limpios.
El fin del texto que el CEO de la marca ha lanzado hoy es más bien parece un mea culpa, un alegato en nombre de la honestidad para con los clientes en un momento crítico para la industria de la automoción.
En un artículo firmado por el propio Ingenlath, máximo ejecutivo de Polestar desde 2017 y artífice de la actual expansión de la firma, en el diario británico The Telegraph, ha puesto de manifiesto las vergüenzas de un sector abocado a admitir que no es oro todo lo que reluce.
Y que, pese a que, tanto desde las administraciones públicas como desde los departamentos de marketing de las firmas fabricantes se insta a potenciar la movilidad eléctrica como panacea de la movilidad sostenible, desde los constructores de vehículos no están siendo «todo lo honestos que deberían ser con sus clientes» afirma con rotundidad Ingenlath.
Esto remueve las cenizas del escándalo que aún colea sobre las manipulaciones en los registros de las emisiones y consumos de los vehículos del Grupo Volkswagen, el conocido como Dieselgate, que aún salpica a altísimos cargos de diferentes marcas, no solo del citado consorcio y que ponen contra las cuerdas a diferentes escalones en la cadena de mando. Por eso, la transparencia, según Thomas Ingenlath es necesaria.
De hecho, el propio directivo aborda dónde reside el conflicto sobre las verdaderas emisiones de dióxido de carbono que implica el ciclo de vida de un coche eléctrico.
¿Cuándo genera dióxido de carbono un coche eléctrico?
De la partida, la fabricación de un automóvil eléctrico no queda libre de las emisiones de CO2, por mucho que, prácticamente, cualquier fabricante a nivel mundial busca, en mayor o menor medida, cumplir las exigencias sobre el balance neutral de dióxido de carbono, aún estamos lejos de lograr el equilibrio.
A tenor del ensamblaje de un coche eléctrico, uno de los elementos críticos, y no solo por su precio, es la batería. Un acumulador que se fabrica con materiales que, o bien por su naturaleza son costosos de conseguir, en todos los sentidos, incluso en cuanto a la dignidad con las personas que lo extraen, como para el incremento del precio final que un vehículo eléctrico asciende por contar con este tipo de acumuladores.
Si bien es cierto que, el único momento en que un coche eléctrico se convierte en un vehículo de cero emisiones es durante su uso, la media en cuanto al equilibrio entre las emisiones generadas por un vehículo con motor de combustión frente a los de uno eléctrico solo se igualan a partir de los 50.000 kilómetros recorridos en un EV, siempre y cuando, que este es otro aspecto definitivo, la energía eléctrica utilizada para recargar el equipo haya sido obtenida, también, de manera limpia.
Finalmente y, a pesar de que, según, por ejemplo, el marco europeo, los fabricantes de coches eléctricos están obligados a gestionar el reciclaje de las baterías eléctricas una vez se ha dado fin a su ciclo de vida útil, queda la duda de si el proceso de reinserción de sus componentes como el del propio vehículo, una vez que ha quedado desechado para achatarramiento, también se hace mediante un proceso completamente libre de expulsión de CO2.
Ingenlath anuncia que el futuro pertenece a los vehículos eléctricos y que son el camino hacia la neutralidad climática pero, para lograrlo, lo primero que hay que hacer es ser transparentes para con quienes ven en la compra de un vehículo eléctrico algo más que una mera adquisición de una herramienta de desplazamiento sino una herramienta para luchar por la protección del medio ambiente y contra el calentamiento global.
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