Más allá de París 2024: el futuro de los eventos deportivos sostenibles
Los Juegos Olímpicos de París 2024 han establecido un nuevo estándar en sostenibilidad, pero aún queda trabajo por hacer para seguir elevando el nivel.
Los Juegos Olímpicos de París 2024 han marcado un nuevo hito en la organización de eventos deportivos sostenibles al adoptar un presupuesto de carbono previo al evento y reducir drásticamente sus emisiones. Con una meta de reducir al menos un 50% las emisiones de carbono en comparación con ediciones anteriores, París ha innovado en el uso de infraestructuras existentes y energías renovables. Sin embargo, este avance plantea el desafío de seguir mejorando y establecer un modelo para futuras competiciones globales.
Una nueva era de sostenibilidad en los Juegos Olímpicos
Los Juegos Olímpicos de París 2024 han implementado medidas innovadoras para minimizar su huella de carbono, estableciendo un precedente para futuros eventos deportivos. A diferencia de ediciones pasadas, donde las emisiones se calculaban retrospectivamente, el Comité Olímpico de París ha adoptado un enfoque proactivo al establecer un presupuesto de carbono antes del evento. Con el objetivo de reducir al menos un 50% las emisiones en comparación con juegos anteriores, se han tomado decisiones estratégicas para cumplir con esta meta.
Una de las medidas más destacadas es el compromiso de utilizar el 95% de las instalaciones existentes o temporales, evitando la construcción de nuevos estadios que históricamente han contribuido significativamente a las emisiones de carbono. Este enfoque no es completamente nuevo, pero París ha llevado esta práctica a un nivel superior, reduciendo la necesidad de nuevas construcciones a solo un 5%, un estándar que debería convertirse en la norma para todos los eventos deportivos internacionales de gran escala.
Innovación en infraestructura y energía
La construcción de nuevas instalaciones en París ha sido menos intensiva en carbono. Un ejemplo notable es el Centro Acuático de París, donde el concreto, conocido por su alta huella de carbono, ha sido reemplazado por madera. Además, el calor generado por los centros de datos locales se reutiliza para calentar la piscina, demostrando un ingenio que va más allá de la simple reducción de emisiones.
Los organizadores también han calculado la huella de carbono de los materiales utilizados, asegurándose de que cada uno sea la opción de menor impacto. Esta atención al detalle ha llevado a la creación de muebles y estructuras con materiales reciclados, como mesas de café hechas de volantes de bádminton y sillas fabricadas con tapas de botellas recicladas.
El transporte es otro aspecto clave en la estrategia de sostenibilidad de los Juegos. La flota oficial de vehículos está compuesta principalmente por camiones eléctricos y de hidrógeno, y todos los estadios son accesibles a través del transporte público. Esta infraestructura de transporte de bajas emisiones solo es viable gracias a la red eléctrica de baja emisión de París, alimentada en gran parte por energía nuclear.
Retos y oportunidades para el futuro
A pesar de estos esfuerzos impresionantes, es importante reconocer que muchas de las emisiones de los eventos están fuera del control de los organizadores. Se estima que hasta el 25% de las emisiones totales provienen del viaje de espectadores y atletas. Sin embargo, los organizadores han logrado convencer a delegaciones de países como Bélgica, Alemania, Países Bajos, Suiza y Reino Unido de viajar en tren, una alternativa más sostenible.
Además, se han hecho esfuerzos para garantizar que los atletas tengan acceso a alimentos más sostenibles, con un enfoque en opciones de origen vegetal y productos locales. Aunque es poco probable que los atletas cambien sus dietas altamente específicas solo por motivos de sostenibilidad, estos gestos subrayan la importancia de la responsabilidad ambiental.
Más allá de París: el legado de la sostenibilidad
El compromiso de París con la sostenibilidad no solo es una cuestión de regulaciones gubernamentales, sino también de una convicción política y cultural. Los organizadores han demostrado que es posible reducir las emisiones y al mismo tiempo mantener un evento de clase mundial. Sin embargo, no sería justo esperar que países de ingresos más bajos, con redes energéticas basadas en combustibles fósiles, alcancen el mismo nivel sin apoyo.
El verdadero legado de los Juegos Olímpicos de París 2024 podría ser el establecimiento de un modelo colaborativo en el que todas las naciones compitan no solo en el campo de juego, sino también en la reducción de emisiones de carbono. Al donar equipos y apoyar el desarrollo de infraestructura en países menos desarrollados, las naciones más ricas pueden ayudar a democratizar los beneficios de los eventos deportivos sostenibles.
Este enfoque colaborativo reflejaría el espíritu del Acuerdo de París de 2015 y podría ser un paso crucial hacia la meta olímpica de mantener las temperaturas globales dentro de 1.5°C. Al final, «ecologizar» el deporte, como cualquier otro aspecto de nuestras vidas, debe ser un esfuerzo de equipo.
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