Meta apuesta por el cable submarino más ambicioso de la historia: 40,000km de fibra óptica para transformar internet
Meta invertirá $10 mil millones en un cable submarino de 40,000 km para conectar continentes y asegurar la conectividad global para sus plataformas.
Meta ha anunciado el «W», un proyecto de $10 mil millones que desplegará 40,000 kilómetros de cable submarino para conectar América, África, Asia y Australia. Este ambicioso esfuerzo busca reducir su dependencia de terceros y garantizar la transmisión de datos más segura y eficiente para sus plataformas como Facebook e Instagram. A pesar de los retos regulatorios y técnicos, la compañía planea tener el sistema operativo para 2030, marcando un hito en la infraestructura digital global.
Un gigante de 40,000 kilómetros
El proyecto «W» de Meta tiene proporciones titánicas. Este cable submarino de fibra óptica cubrirá 40,000 kilómetros, conectando continentes estratégicos para el flujo de datos: América del Norte, África, Asia y Australia. La ruta, diseñada en forma de «W», comenzará en la costa este de Estados Unidos, pasará por Sudáfrica y la India, y terminará en la costa oeste estadounidense, creando un circuito global sin precedentes en la conectividad submarina.
Con esta red, Meta pretende controlar directamente una parte crucial de la infraestructura que soporta el tráfico de datos de sus plataformas, que representan el 10 % del internet fijo y el 22 % del tráfico móvil mundial. La compañía ya tiene participaciones en 16 cables submarinos, pero «W» será su primer sistema 100 % propiedad de Meta, garantizando mayor autonomía y reduciendo riesgos geopolíticos asociados con el uso de redes de terceros.
Infraestructura para el futuro digital
El cable «W» no solo apunta a mejorar la conectividad global; también es una inversión estratégica para sostener el crecimiento de tecnologías emergentes. Las plataformas de Meta, como Facebook, Instagram y WhatsApp, dependen cada vez más de velocidades de datos más rápidas y latencias reducidas para satisfacer las demandas de sus usuarios. Además, las nuevas iniciativas de la compañía en inteligencia artificial y realidad virtual intensificarán aún más estas necesidades de datos.
La infraestructura será clave para soportar servicios intensivos en datos, como el metaverso y aplicaciones avanzadas de inteligencia artificial. Al operar su propia red, Meta busca garantizar no solo la velocidad, sino también la seguridad de sus transmisiones. Este control exclusivo también podría posicionar a la empresa como un actor dominante en el mercado global de infraestructura digital, desafiando a competidores como Google y Amazon, que ya han invertido en redes submarinas propias.
Desafíos regulatorios y técnicos
El desarrollo de «W» enfrenta importantes obstáculos. El tendido de cables submarinos requiere la colaboración de empresas especializadas, así como aprobaciones regulatorias de los países involucrados, particularmente en regiones estratégicas como la India, donde las políticas sobre telecomunicaciones son complejas y restrictivas.
Además, los desafíos técnicos incluyen las duras condiciones del fondo marino y la necesidad de garantizar que el cable sea resiliente frente a posibles daños causados por actividades humanas o desastres naturales. A pesar de estos retos, Meta ha asignado un presupuesto inicial de $2 mil millones para la fase de planificación y espera lanzar operaciones completas hacia 2030, con actualizaciones periódicas sobre el progreso a partir de 2025.
Conexiones estratégicas y poder digital
La red «W» de Meta también tiene implicaciones geopolíticas significativas. Al poseer y operar una infraestructura crítica como un cable submarino global, la compañía no solo asegura el flujo de datos para sus plataformas, sino que también se posiciona como un actor clave en la economía digital. Esto le otorga un poder considerable en regiones donde la conectividad es limitada, como partes de África y Asia, fortaleciendo su influencia en mercados emergentes. No obstante, esta concentración de control plantea preocupaciones sobre la dependencia de países en desarrollo y su capacidad para mantener la soberanía digital frente a gigantes tecnológicos globales.
Una inversión con implicaciones globales
El proyecto «W» no solo es un avance técnico, sino también una declaración de intenciones por parte de Meta. Su capacidad para construir y operar una red de tal magnitud podría redefinir las dinámicas del mercado de infraestructura de internet, consolidando a la compañía como líder en conectividad global. Sin embargo, este control exclusivo también genera preocupaciones sobre monopolización y acceso equitativo a los datos, especialmente en regiones dependientes de esta infraestructura.
A medida que Meta avanza en su transformación hacia una compañía más centrada en la conectividad y la inteligencia artificial, «W» podría convertirse en el eje que sostiene sus operaciones y servicios. En un mundo cada vez más digitalizado, esta red podría ser tanto una herramienta de progreso como un punto de tensión en las discusiones sobre la neutralidad y democratización de internet. El verdadero impacto de este proyecto, económico y social, solo comenzará a vislumbrarse en la próxima década.
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