El motor de combustión ya tiene fecha de caducidad, ¿podrá ahora Europa limitar la altura y peso de nuevos coches?
Si el coche eléctrico es el futuro y SUV el diseño de moda, estamos ante una generación de automóviles cada vez más grandes y, sobre todo, pesados. Desde la Unión Europea ya están alerta: ¿habrá nuevas limitaciones o tasas?
El año 2035 será una fecha histórica: a partir de ese instante ya se no podrán vender coches nuevos que no sean neutros en emisiones de carbono. Dicho de una forma más clara, a partir de ese momento es ya más que probable que el motor de combustión finalice su ciclo de vida salvo que las nuevas generaciones de combustibles sintéticos o de laboratorio consigan darles una última oportunidad… siempre que al fabricante también le interese.
Un SUV puede llegar a ser hasta un 30% más caro que un turismo equivalente
No lo olvidemos, rentabilidad manda… para el fabricante. En 2035 la electrificación estará completamente implementada desde el punto de vista técnico o de infraestructuras y es más que probable que el tradicional coche de combustión, poco a poco, también vaya perdiendo interés en el usuario. Pero hay una teoría que nunca falla, más aún en un periodo de transición entre tecnologías o tendencias: cuanto mayor sea la escala, más posibilidades de beneficio y rentabilidad existe.
Según un análisis de la consultora Transport&Environment, los modelos con carrocería turismo y sus derivados SUV equivalentes de los seis fabricantes de automóviles de la Unión Europea tienen un diferencial de precio de entre el 8 y el 30%. A todo ello no hay que olvidar de la necesidad de fabricar coches mayores en los que poder montar baterías de alta capacidad para que el eléctrico puede ser una verdadera alternativa al automóvil de combustión, algo que poco a poco se debería ir corrigiendo debido a la llegada de baterías de nueva generación.
En resumen, un nuevo coche eléctrico de mayor tamaño deja mayor margen operativo que otro de tipo urbano o más pequeño y hasta que el elemento más costoso de un coche eléctrico, las baterías, no consigan una significativa reducción de coste, el utilitario eléctrico tendrá cada vez más trabas. Finalmente, 2025 parece el momento de despunte de esta tipología de automóviles más al servicio de las grandes ciudades pero perfectamente preparados para viajar. Las ventajas frente a los SUVs y e-SUVS, las carrocerías más en tendencia, son claras: menos peso, más eficiencia, menos recursos energéticos. Desde Europa ya se está supervisando y pronto podrían tomar cartas en el asunto.
De hecho, incluso los grandes aparcamientos podrían presentar problemas estructurales debido al sobrepeso que supondría de una flota completamente eléctrica distribuida en todas sus plazas, cuando fueron diseñados en origen para coches con, como poco, 500 kilos de media menos por unidad. Europa, de momento, sólo alza la voz y empieza a sugerir a los fabricantes que diseñen, desarrollen y fabriquen nuevos coches más bajos, más ligeros y más aerodinámico con miras a conseguir una mayor eficiencia de los recursos y también un menor coste de producción ya que reducirían las emisiones de carbono asociadas a su fabricación, de uso durante todo su ciclo de vida y aliviarían también presión sobre la producción de energía eléctrica.
Si analizamos más detenidamente algunas de las ventajas de la reducción del tamaño de los nuevos coches, aprovechando además que electrificación ha conseguido que los nuevos vehículos tengan una mejor relación entre tamaño o volumen exterior, habitabilidad y capacidad de carga, no es de extrañar que desde la Unión Europea se promueva esta medida, y aunque legalmente no pueda imponer por ahora límites de tamaño o altura, sí lleguen medidas de forma subversiva obligando a los diferentes países a aplicar nuevas tasas e impuestos mayores que repercutirían, cómo no, en el cliente final.
Puntos estratégicos por los que Europa sugiere la reducción del tamaño de los coches
- Eficiencia de recursos: Los coches más pequeños requieren menos materia prima para su fabricación. Esto incluye menos metal, plástico y otros materiales, lo que reduce la huella ecológica en términos de extracción de recursos y procesamiento.
- Menor consumo de combustible o electricidad: Son más ligeros, necesitan motores más pequeños y serían más eficientes. Esto resulta en un menor consumo de combustible/energía y, por lo tanto, emisiones de carbono más reducidas.
- Mayor eficiencia aerodinámica: Los coches más bajos tienden a tener una mejor aerodinámica, lo que reduce la resistencia al viento y mejora la eficiencia del combustible.
- Menos congestión: son más fáciles de maniobrar y estacionar en espacios reducidos, lo que puede ser especialmente útil en entornos urbanos congestionados, reducirán el tráfico en la ciudad y disminuirían el tiempo empleado en los trayectos urbanos.
- Menor desgaste de otros elementos: generan menos desgaste en neumáticos y frenos, lo que reduce los costos de mantenimiento y la necesidad de reemplazos frecuentes. Podrían usar también neumáticos de dimensiones más contenidas y su desgaste sería, también, inferior.
- Espacio eficiente: A pesar de su tamaño compacto, los diseños inteligentes de interiores pueden permitir un uso eficiente del espacio, ofreciendo comodidad y funcionalidad en un espacio más pequeño.
- Reducción de la contaminación acústica: Los coches más pequeños y ligeros suelen ser más silenciosos en la carretera, lo que contribuye a una menor contaminación acústica en áreas urbanas y una experiencia de conducción más agradable.
- Costes de producción más reducidos: La fabricación de coches más pequeños puede ser más económica debido a la menor cantidad de materiales y espacio de fabricación requeridos.
- Superior sostenibilidad: Los coches más pequeños se alinean mejor con los esfuerzos de sostenibilidad, ya que reducen la demanda de recursos naturales finitos y ayudan a reducir la congestión del tráfico en áreas urbanas.
- Facilidad de electrificación: Los coches más pequeños son ideales para la electrificación debido a su menor peso y menor demanda de energía. Esto los hace candidatos perfectos para vehículos eléctricos de batería (BEV) con una autonomía más eficiente.
- Optimización de baterías: No sólo emplear baterías de menor capacidad, sino tecnologías menos costosas compensado la probable menor densidad energética con un menor lastre pro efecto del peso o volumen de la carrocería, siendo además más rápidas de cargar y más longevas.
- Más impuestos. Aplicación de nuevas tasas con costes mayores de aparcamiento, uso o impuesto de matriculación a nuevos automóviles que superen un tamaño, peso o altura determinada.
Una oferta de eléctricos más baratos aumentaría en un 30% el potencial de compradores
Lo que parece claro es que el futuro del automóvil apunta claramente hacia el eléctrico puro. Es, hoy por hoy, la mejor vía para lograr neutralizar las emisiones, y el nuevo objetivo que tienen los fabricantes es alcanzar la rentabilidad que hoy consiguen con sus coches mayores con otros de tamaño más urbano que pueden vender ofrecer al público en la frontera de los 25.000 euros.
Un reciente estudio de YouGov revela que habría un 30% más de compradores de coches eléctricos de existir ya una oferta de coches competitivos con estas características. Los nuevos utilitarios eléctricos ya están en camino, coches como el Renault 5 Eléctrico o el aún concept VW ID.2. Tesla, por otro lado, ha demostrado con su recién renovado Model 3 que se puede conseguir ratios mejores entre autonomía y capacidad de batería sin necesidad de aumentar la capacidad de éstas, tan sólo optimizando la aerodinámica del coche: un 8% más de eficiencia en esta área puede llegar a ser equivalente a 50 km de radio de acción. Renault, por su parte, también ha podido reducir la altura del nuevo Scenic E-Tech Full Electric aprovechando que nueva plataforma eléctrica consigue un mejor aprovechamiento del interior.
En resumen, la preocupación en Europa sobre el tamaño y el peso de los nuevos coches, con una preferencia creciente por los SUVs, ha llevado a un llamado urgente a la industria automotriz para que redirija sus esfuerzos hacia la producción de coches eléctricos compactos y asequibles. Esto no solo beneficiaría al medio ambiente, sino que también haría que la adopción de vehículos eléctricos sea más accesible para una gama más amplia de consumidores, contribuyendo así a la transición hacia una movilidad más sostenible en Europa.
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