Nuevo informe de la ONU: el hambre crónica sigue sin disminuir y ya afecta a 733 millones de personas

Alberto Noriega     6 agosto 2024     5 min.
Nuevo informe de la ONU: el hambre crónica sigue sin disminuir y ya afecta a 733 millones de personas

La ONU advierte que la eliminación del hambre global para 2030 es cada vez más improbable, con 733 millones de personas afectadas en 2023 debido a conflictos, cambio climático y crisis económicas.

Un informe de la ONU advierte que la meta de erradicar el hambre global para 2030 parece inalcanzable, con 733 millones de personas sufriendo hambre crónica en 2023. El impacto de conflictos, el cambio climático y las crisis económicas han estancado los avances en la lucha contra el hambre, especialmente en África.

La lucha contra el hambre global se estanca

En un informe alarmante, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha señalado que la meta de eliminar el hambre global para 2030 parece cada vez más difícil de alcanzar. Según el informe anual sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo, alrededor de 733 millones de personas enfrentaron hambre en 2023, lo que representa una de cada once personas a nivel mundial y una de cada cinco en África. Estos datos destacan el impacto devastador de los conflictos, el cambio climático y las crisis económicas en la seguridad alimentaria.

David Laborde, director de la división de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que ayuda a preparar este informe, afirmó que, aunque se han logrado avances en algunas regiones, la situación ha empeorado a nivel global. «Estamos en una situación peor hoy que hace nueve años, cuando lanzamos esta meta de erradicar el hambre para 2030″, dijo Laborde a Reuters. Los desafíos como el cambio climático y las guerras regionales se han vuelto más severos de lo previsto hace una década.

Desigualdades y desafíos persistentes

El informe advierte que, si las tendencias actuales continúan, aproximadamente 582 millones de personas estarán crónicamente desnutridas al final de la década, la mitad de ellas en África. Además, un objetivo más amplio para asegurar el acceso regular a alimentos adecuados también se ha estancado en los últimos tres años, con el 29% de la población mundial, o 2.33 mil millones de personas, experimentando inseguridad alimentaria moderada o severa en 2023.

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Las desigualdades son evidentes, ya que el 71.5% de las personas en países de bajos ingresos no pudieron permitirse una dieta saludable el año pasado, en comparación con solo el 6.3% en países de altos ingresos. Mientras que las hambrunas son fáciles de identificar, la mala nutrición es más insidiosa, dejando cicatrices de por vida al afectar el desarrollo físico y mental de bebés y niños, y haciendo que los adultos sean más vulnerables a infecciones y enfermedades.

Políticas y financiación

Laborde destacó que la ayuda internacional vinculada a la seguridad alimentaria y la nutrición asciende a $76 mil millones anuales, lo que representa el 0.07% del producto económico mundial. «Creo que podemos hacer mejor para cumplir esta promesa de vivir en un planeta donde nadie pase hambre», afirmó.

Las tendencias regionales varían significativamente, con el hambre aumentando en África debido a poblaciones en crecimiento, múltiples guerras y trastornos climáticos. Por el contrario, Asia ha visto pocos cambios y América Latina ha mejorado, gracias a programas de protección social bien desarrollados que permiten intervenciones efectivas para salir del hambre rápidamente. «En el caso de África, no hemos observado eso», señaló el economista jefe de la FAO, Maximo Torero.

La necesidad de un enfoque coordinado

La ONU enfatizó que la forma en que se financia la lucha contra el hambre debe cambiar, requiriendo mayor flexibilidad para asegurar que los países más necesitados reciban ayuda. «Necesitamos cambiar la forma en que hacemos las cosas para estar mejor coordinados, aceptar que no todos deben intentar hacer todo, sino realmente enfocarse más en lo que estamos haciendo y dónde», explicó Laborde.

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El informe, compilado por la FAO con sede en Roma, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de la ONU, su Fondo para la Infancia (UNICEF), la Organización Mundial de la Salud y el Programa Mundial de Alimentos, subraya la urgencia de una acción concertada y sostenida para abordar el hambre global y lograr un impacto duradero en la seguridad alimentaria mundial.

Implicaciones globales y el papel de las políticas públicas

El informe de la ONU destaca que para abordar eficazmente el hambre global, es esencial un cambio en las políticas públicas a nivel mundial. Las estrategias actuales deben revisarse y adaptarse para ser más inclusivas y efectivas. La financiación flexible y dirigida a las regiones más necesitadas es crucial, así como la cooperación internacional para garantizar que los recursos se utilicen de manera eficiente y se logren resultados tangibles. «Es imperativo que los gobiernos y las organizaciones internacionales trabajen de manera conjunta y coordinada para erradicar el hambre y mejorar la seguridad alimentaria», subrayó Laborde.

Además, el informe insta a los países a invertir en infraestructura agrícola sostenible, programas de protección social y sistemas de alerta temprana para desastres naturales. Estas medidas pueden ayudar a mitigar los efectos del cambio climático y los conflictos, que son dos de los principales impulsores del hambre global. También se destaca la importancia de fomentar la resiliencia en las comunidades locales a través de la educación y la capacitación en técnicas agrícolas sostenibles. «Solo mediante un enfoque integrado y sostenido podemos esperar hacer progresos significativos hacia la eliminación del hambre para 2030«, concluyó Laborde.

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