Petróleo por encima de los $75 el barril impulsado por el conflicto en Oriente Medio
Los precios del petróleo se disparan más de un 5% por temor a que el conflicto entre Israel e Irán interrumpa el suministro mundial de crudo.
Los precios del petróleo subieron más de $3 el barril el jueves, alcanzando máximos de un mes, en medio de crecientes temores de que el conflicto en Oriente Medio pueda interrumpir los suministros globales de crudo. El Brent cerró en $77.62 por barril, mientras que el West Texas Intermediate alcanzó los $73.71, ante la posibilidad de que Israel ataque infraestructuras petroleras iraníes, provocando represalias y afectando el crucial Estrecho de Ormuz.
El riesgo de una escalada regional
El aumento de los precios del petróleo responde al temor de que el conflicto entre Israel e Irán, que se ha intensificado en los últimos días, afecte significativamente al suministro mundial de crudo. Irán, miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), produce alrededor de 3.2 millones de barriles por día, lo que representa el 3% de la producción global. Una interrupción en la capacidad de Irán para exportar petróleo, ya sea por ataques a su infraestructura o por el bloqueo del Estrecho de Ormuz, tendría repercusiones inmediatas en el mercado energético.
El Estrecho de Ormuz, una vía estratégica por la que pasa aproximadamente una quinta parte del suministro mundial de petróleo, es un punto crítico en esta posible confrontación. Cualquier bloqueo o daño a las instalaciones petroleras cercanas tendría un impacto significativo en la capacidad global para mantener un flujo estable de crudo. Este temor se refleja en la declaración de Phil Flynn, analista sénior de Price Futures Group, quien subraya que «esta situación realmente pondrá a prueba el temple del mercado». Hasta ahora, el riesgo para el suministro ha sido minimizado debido a la ausencia de interrupciones reales, pero un conflicto directo podría cambiar ese panorama de manera drástica.
A pesar de los esfuerzos diplomáticos por parte de los países del Golfo para mantener una postura neutral, cualquier escalada podría arrastrar a más actores regionales al conflicto. Según informes de Reuters, ministros de los estados del Golfo y de Irán se reunieron en Catar para discutir la posibilidad de reducir tensiones, ya que el temor a que los enfrentamientos afecten las infraestructuras petroleras del Golfo sigue siendo alto.
Especulación sobre una respuesta militar
El gobierno de Estados Unidos también está monitoreando de cerca la situación, con el presidente Joe Biden siendo interrogado sobre la posibilidad de apoyar un ataque israelí contra instalaciones petroleras iraníes. Aunque Biden señaló que «se está discutiendo» el tema, agregó que no habría una acción inmediata. Este comentario subraya la delicada naturaleza del conflicto, que involucra no solo a Israel e Irán, sino también a actores globales clave que podrían verse obligados a tomar partido.
El Pentágono, por su parte, ha indicado que está en conversaciones con funcionarios israelíes sobre su posible respuesta a los recientes ataques con misiles de Irán. Aunque no ofreció detalles específicos, el hecho de que estas conversaciones estén ocurriendo intensifica los temores de que un conflicto más amplio esté en el horizonte. La posibilidad de una represalia directa contra las infraestructuras petroleras iraníes no solo elevaría los precios del petróleo, sino que también podría desestabilizar toda la región.
En este contexto, el analista de Panmure Gordon, Ashley Kelty, advirtió que Irán podría responder a un ataque bloqueando el Estrecho de Ormuz o atacando instalaciones petroleras en Arabia Saudita, replicando acciones similares a las de 2019. Estos riesgos han llevado a algunos analistas, como Alex Hodes de StoneX, a ajustar sus previsiones para los precios del crudo en el cuarto trimestre de 2024, estimando que podrían alcanzar entre $78 y $80 por barril si las tensiones continúan escalando.
El papel de la OPEP y la oferta global
A pesar de los temores de una posible interrupción en el suministro, el mercado aún cuenta con ciertos amortiguadores. La OPEP+, que incluye a los principales productores de petróleo del mundo, aún tiene capacidad disponible para compensar una posible pérdida de suministro iraní. Además, Libia, otro actor clave en el mercado energético, ha anunciado que su Compañía Nacional de Petróleo (NOC) levantó la fuerza mayor en todos sus campos petrolíferos y terminales, lo que podría aliviar parte de la presión sobre el suministro mundial.
Libia, cuyo sector petrolero ha estado marcado por la inestabilidad en los últimos años, ha visto una reducción significativa en su producción debido a conflictos internos. Sin embargo, la reactivación de sus operaciones podría ayudar a estabilizar los precios del crudo, aunque no compensaría totalmente un shock de oferta causado por el conflicto entre Israel e Irán.
Además, la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA) informó un aumento en las reservas de crudo estadounidenses en 3.9 millones de barriles, lo que ofrece un respiro momentáneo. Este incremento en los inventarios ha sido interpretado por los analistas como una señal de que el mercado global aún está bien abastecido, a pesar de las tensiones geopolíticas.
Perspectivas para el mercado petrolero
Aunque hasta el momento no ha habido interrupciones tangibles en el suministro global de petróleo, la volatilidad del mercado refleja la creciente incertidumbre en torno al conflicto en Oriente Medio. El analista Claudio Galimberti, de Rystad Energy, señaló que “la posibilidad de interrupciones en el suministro, particularmente desde Irán, aumenta a medida que los combates se intensifican”, lo que podría tener un impacto duradero en los precios del petróleo.
A medida que las tensiones continúan escalando en la región, el mercado petrolero sigue siendo extremadamente sensible a cualquier nueva señal de conflicto. Si bien la OPEP+ tiene la capacidad de aumentar la producción para contrarrestar posibles interrupciones, los analistas advierten que la percepción de riesgo sigue siendo alta. Además, el impacto en los precios podría extenderse más allá de los suministros inmediatos, afectando a las economías globales, los precios de la energía y las industrias dependientes del crudo.
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