Petrolero ruso hundido derrama 4.300 toneladas de petroleo y desata emergencia ambiental en el Mar Negro
Un petrolero ruso se hunde en el Mar Negro, derramando 4,300 toneladas de petróleo y desatando el temor a un desastre ecológico masivo.
El hundimiento del petrolero ruso Volgoneft-212 en el Mar Negro, cerca de Crimea, ha derramado 4,300 toneladas de petróleo, amenazando el frágil ecosistema de la región. Otro buque, el Volgoneft-239, quedó varado cerca, incrementando el riesgo ambiental. Las autoridades rusas lanzaron operaciones de rescate, mientras Ucrania acusa a Moscú de negligencia al operar barcos obsoletos en condiciones de tormenta. Este desastre se suma a las ya graves afectaciones ambientales del conflicto militar en la zona.
El desastre en el Mar Negro
El petrolero Volgoneft-212, de 55 años de antigüedad y registrado en San Petersburgo, se partió en dos tras enfrentar olas gigantes a 8 kilómetros de la costa este de Crimea, ocupada por Rusia. El hundimiento derramó 4,300 toneladas de mazut, un combustible pesado conocido por su impacto devastador en el medio ambiente marino. Imágenes capturadas mostraron la proa del barco sobresaliendo del agua mientras el petróleo formaba una mancha negra en la superficie.
Doce de los quince tripulantes fueron rescatados, pero uno perdió la vida y dos se encuentran en estado grave. Las operaciones de rescate fueron lideradas por helicópteros y remolcadores rusos en condiciones climáticas adversas. A pocas horas del incidente, el Volgoneft-239, otro buque ruso, encalló a 80 metros de la costa en el puerto de Taman, al sur del estrecho de Kerch. Aunque transportaba solo 4 toneladas de petróleo, el riesgo de un segundo derrame aumentó la preocupación.
Reacciones oficiales y responsabilidad
El presidente ruso Vladimir Putin ordenó la formación de un grupo de trabajo para gestionar el impacto ambiental del derrame. Sin embargo, las autoridades rusas no han revelado la magnitud exacta de la contaminación. Ucrania acusó a Moscú de operar irresponsablemente barcos en condiciones meteorológicas adversas, señalando que ambos buques eran obsoletos y estructuralmente inseguros.
Un ecosistema bajo amenaza
El derrame de petróleo pone en peligro un ecosistema ya frágil, severamente afectado por el conflicto militar en la región. El mazut, denso y tóxico, puede devastar la fauna marina, incluyendo peces, crustáceos y moluscos. Biológicamente, el Mar Negro es un punto crítico para delfines y marsopas, cuyos números han disminuido drásticamente desde el inicio de la guerra en 2022.
Además, el hundimiento del Volgoneft-212 recuerda otro desastre reciente: en 2023, la voladura de la presa de Kakhovka liberó millones de toneladas de agua contaminada en el Mar Negro, barriendo aldeas enteras y destruyendo hábitats marinos. La acumulación de estos eventos resalta los impactos ambientales colaterales de la guerra en Ucrania.
Consecuencias inmediatas y a largo plazo
El petróleo derramado puede extenderse a lo largo de las costas del Mar Negro, afectando no solo a Crimea, sino también a países vecinos como Turquía, Rumanía y Bulgaria. La contaminación podría permanecer durante años, afectando actividades económicas como la pesca y el turismo. Además, la acumulación de residuos tóxicos dificulta la recuperación del ecosistema y la salud de la población marina.
Negligencia rusa y buques obsoletos
El Volgoneft-212 y el Volgoneft-239 son ejemplos de la flota envejecida de Rusia. Construidos en las décadas de 1960 y 1970, estos barcos presentan defectos estructurales graves, exacerbados por un mantenimiento deficiente. El Volgoneft-212 fue modificado recientemente, soldando sus extremos traseros y delanteros, pero esta sección fue la que colapsó bajo las condiciones extremas.
Expertos en navegación han señalado que operar embarcaciones de esta antigüedad en tormentas severas viola los estándares internacionales de seguridad marítima. Dmytro Pletenchuk, portavoz de la marina ucraniana, describió el accidente como «una tragedia anunciada».
Fallas en la gestión de crisis
Las operaciones de rescate enfrentaron desafíos debido al mal tiempo y la falta de planificación adecuada. Aunque las autoridades rusas intentaron evacuar al personal de los barcos, las condiciones meteorológicas forzaron la suspensión de las misiones. Además, la opacidad de los informes oficiales ha generado críticas sobre la transparencia y eficacia de la respuesta rusa al desastre.
Una crisis anunciada
El hundimiento del Volgoneft-212 y el encallamiento del Volgoneft-239 son síntomas de un problema mayor: la combinación de negligencia operativa, una flota marítima anticuada y la falta de regulaciones estrictas en un contexto de conflicto armado. Estos factores no solo exponen los riesgos para los trabajadores marítimos, sino que también generan un impacto ambiental devastador que se sentirá durante décadas.
La acumulación de desastres ambientales en el Mar Negro subraya la necesidad urgente de una gestión internacional coordinada. Tanto los gobiernos como las organizaciones ambientales deben exigir mayores estándares de seguridad y monitorear las actividades marítimas en zonas de conflicto. Este caso es un llamado de atención para priorizar la protección de los ecosistemas marinos y responsabilizar a los actores estatales y corporativos por su impacto en el medio ambiente global.
El Mar Negro, un epicentro de biodiversidad y actividad humana, no puede continuar siendo víctima de la guerra y la negligencia. Lo que está en juego no es solo la vida marina, sino la sostenibilidad y el futuro de una región que merece protección y respeto.
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