El plan European Hydrogen Backbone trata de ser el impulso definitivo al uso del hidrógeno
La Comisión Europea junto con 11 empresas del sector energético apuestan por la creación de un entramado que fomente la disponibilidad del hidrógeno
Uno de los condicionantes que lastran la expansión de los vehículos con pila de combustible de hidrógeno es su carga.
Si bien no lo es la propia operación de suministro de gas en sí, porque como recogimos en el artículo correspondiente en el que dimos buena cuenta de cómo es, cuánto se tarda, dónde puede llevarse a cabo… la maniobra lleva aproximadamente el mismo tiempo que el del repostaje de carburante ordinario, el número de estaciones de servicio o hidrogeneras en España se reduce a ocho.
Con esta limitación, la utilización de un vehículo de hidrógeno queda supeditado a vivir en el entorno próximo de una de ellas o bien que quede en las rutas habituales que realiza tan vehículo.
Sea como fuere, esta situación también impide a los fabricantes apostar por la promoción de los automóviles de pila de combustible de hidrógeno para uso cotidiano, relegando a este carburante a los vehículos pesados destinados al transporte por carretera.
Y es que la ampliación de la red de distribución de hidrógeno a lo largo de las principales vías supondría ampliar la disponibilidad de este combustible en puntos estratégicos, tanto a nivel nacional como europeo.
Ése es el objetivo del plan European Hydrogen Backbone en el que la Comisión Europea junto con hasta 11 empresas del sector energético de la Unión (Enagás, Energinet, Fluxys Belgium, Gasunie, GRTgaz, NET4GAS, OGE, ONTRAS, Teréga, Snam y Swedegas) que buscan establecer un entramado de gaseoductos de hidrógeno y metano que supusieran el impulso definitivo a la utilización de fuentes energéticas más eficientes.
La hoja de ruta establecida busca unir los centros de suministro con los puntos de demanda de hidrógeno de manera que, utilizando los recursos ya disponibles junto con la creación de una nueva infraestructura, se lograría crear una red de hasta 23.000 kilómetros de gaseoductos interconectados por la cadena de distribución del gas para el año 2040.
Según sus impulsores, con el 75 por ciento de las infraestructuras ya creadas, como serían las originariamente destinadas como gaseoductos de gas natural, sería necesario crear el restante 25 % para lograr este objetivo que, para 2030 ya tendría disponible hasta 6.800 km de gaseoductos conectados a los puntos de suministro de hidrógeno.
Así, Alemania, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Holanda, Italia, República Checa, Suiza y Suecia serían los estados que potenciarían a nivel europeo la distribución del hidrógeno gracias a este proyecto denominado como European Hydrogen Backbone cuya inversión estimada oscila entre 27 y 64 billones de euros.
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