Prueba Volkswagen Passat GTE: una berlina eficiente que quiere ser deportiva
En esta ocasión ponemos a prueba el Volkswagen Passat GTE, una berlina híbrida enchufable con ciertos ademanes deportivos.
En la actualidad, sabemos que el futuro estará protagonizado por vehículos híbridos y eléctricos, pero para asentarlo es necesario establecer una serie de cimientos. Entre ellos se encuentra el Volkswagen Passat GTE, la mítica berlina de Volkswagen que, para adaptarse a los tiempos que corren y asentar las pautas que seguirán los venideros modelos del Wolfsburgo, ha cogido prestado el apellido GTE con el que esconde un sistema híbrido.
A priori, la propuesta de una berlina deportiva híbrida suena muy interesante, sobre todo porque nos permite combinar diversión con eficiencia. Pero ¿está realmente el Volkswagen Passat GTE capacitado para cumplir con estas premisas? Para descubrirlo hemos decidido convivir con él durante una semana.
Un exterior con pequeños cambios que denotan su condición
Cuando pensamos en un coche eléctrico o incluso híbrido como el Passat GTE, solemos imaginar un diseño futurisa, rompedor y, sobre todo, diferente. Esto no lo apreciamos con demasiado énfasis en la berlina alemana, la cual recurre a sutiles cambios que pretenden identificarlo como lo que según la marca es: un coche híbrido enchufable deportivo.
En el frontal nos encontramos con ciertos detalles cromados y una defensa específica de corte deportivo que se complementa con las siglas GTE en la parrilla. El lateral se complementa con una tira azul -tonalidad que se repite en más puntos del coche- en la que se vuelven a inscribir la denominación de esta versión y unas llantas de 18 pulgadas que esconden unas pinzas de freno también azules.
La zaga se conforma con una nueva tipografía para la palabra Passat y las siglas GTE posicionados en un lateral. Además, nos encontramos con una defensa en la que no hay amago de difusor pero sí de salidas de escape falsa, un detalle que sigue sin convencernos. En resumidas cuentas, si no quieres llamar demasiado la atención, el Volkswagen Passat GTE es el coche idóneo.
Un habitáculo con la última tecnología y bien rematado
Algo parecido se puede concluir sobre el interior del Volkswagen Passat GTE. Y es que, pese a que sus hermanos de gama van una generación por delante de la berlina, lo cierto es que la firma alemana ha intentado ponerlo al día con ciertas soluciones que dejan un alto nivel tecnológico y elementos propios de modelos anteriores pero que convencen.
Nada más entrar nos recibe un volante de nueva factura, achatado por debajo y con botoneras a ambos lados. Detrás de este se inscribe el más que conocido Digital Cockpit de Volkswagen, el cual nos brinda información clara y cuenta con un manejo intuitivo y sencillo. Mismo se puede decir de la pantalla central de 9,2 pulgadas que gobierna el salpicadero, aunque se ahora se ha apostado por erradicar los mandos físicos para volumen y selección de emisora. Por suerte los de la climatización se conservan.
En general los materiales empleados son de buena calidad, ofreciendo una parte posterior blanda y agradable al tacto y zona inferior rematada en plástico duro. La sensación es de empaque y buenos ajustes, augurando un buen paso del tiempo para el interior del Passat GTE, un aspecto importante teniendo en cuenta el desembolso que debemos afrontar por esta versión híbrida enchufable.
Las plazas delanteras son generosas y cómodas, permitiendo que dos adultos de prácticamente cualquier envergadura viajen con comodidad. Lo mismo se puede decir de las plazas posteriores, donde contamos con una buena anchura y un agradable mullido en el respaldo. Sin embargo, y como viene siendo habitual, la plaza central resulta algo angosta debido a su estrechez y dureza, rasgos que se complementan con un túnel de transmisión muy pronunciado.
En lo que respecta al maletero, debemos tener en cuenta que la condición de híbrido enchufable afecta negativamente al Passat GTE en este aspecto. Y es que, debido a la presencia de la batería de 13 kWh que da vida al apartado eléctrico de la berlina, nos encontramos con una capacidad de 402 litros frente a los 586 que declara cualquier variante de combustión pura y dura. Las formas son regulares y resulta sencillo depositar y recoger objetos, aunque si necesitamos más espacio siempre podemos optar por el Passat GTE Variant y sus más generosos 483 litros.
Comprometido con el medioambiente, sí, pero ¿deportivo?
Volkswagen ofrece, a priori, una fórmula muy clara: una berlina híbrida con capacidad para circular en modo eléctrico y, al mismo tiempo, ofrecer cierta deportividad. Para poder cocinar esta receta, la firma alemana ha recurrido a un motor de 1.4 litros TSI de 156 CV y a uno eléctrico para conseguir erogar de manera conjunta 218 CV de potencia y 400 Nm de par.
Sobre el papel las prestaciones suenan bien al ser las apropiadas para encasillar a un vehículo en el sector de los deportivos de su segmento. Para gestionarlas, el Passat GTE recurre a una caja de cambios DSG de doble embrague y seis relaciones y a una diferencial electrónico conocido como XDS.
Cuando ambos motores rinden a pleno pulmón, nos encontramos con un contundente empuje por cortesía del motor eléctrico. Esto provoca que las aceleraciones ocurran con inmediatez, pero resulta sencillo experimentar pérdidas de tracción por culpa de un eje delantero al que le cuesta digerir los 400 Nm de par que entrega de manera prácticamente instantánea. El XDS busca equilibrar la situación, pero en contextos muy exigentes vamos a experimentar una fatiga de los frenos, los cuales, por cierto, cuentan con un tacto al que tendremos que acostumbrarnos debido a la frenada regenerativa.
Con esta premisa, nos encontramos con un coche rápido y potente en el que el cambio DSG gestiona bien las subidas de marcha pero experimentamos cierto letargo en las reducciones. Al mismo tiempo, cuando buscamos realizar una conducción deportiva nos topamos con una gestión electrónica de ambos motores que no interpreta bien las demandas del conductor. Es decir, cuando queremos dejar el motor de combustión reteniendo y soltamos el acelerador ligeramente, el coche interpreta que no queremos más potencia y aprovecha para apagar el propulsor y así regenerar energía para el eléctrico.
Es cierto que esto se puede modificar por medio de los tres modos de conducción que ofrece el Volkswagen Passat GTE: GTE, Hybrid y E-Mode, así como por medio de la posición B del cambio DSG ideado para acentuar las retenciones y llevar a cabo lo que se conoce como conducción de un solo pedal; muy útil en el entorno urbano.
Quitando estos matices, ¿es el Volkswagen Passat GTE realmente un coche deportivo? Bueno, en una primera instancia nos encontramos con un coche neutro y muy filtrado en el que el confort es una de sus máximas. Y es que circular por autopista a los lomos de la berlina alemana resulta extraordinario, ofreciendo unos consumos con ambos motores en funcionamiento por debajo de los 5 litros. A esto ayuda también un tarado de la suspensión muy equilibrado, además de que podemos variar su dureza gracias al DCC de Volkswagen, conteniendo bien los balanceos de la carrocería y nunca perjudicando al confort de marcha.
En ciudad, el Passat GTE cobra algo más de sentido gracias, precisamente, a su condición de vehículo PHEV. Con el modo híbrido los consumos vuelven a ser irrisorios, dejando cifras de 3,8 litros a los 100 e incluso menos si nos lo proponemos. El coche es suave y contamos con una dirección blanda que nos ayudará a maniobrar, además de poder disfrutar de todas las ventajas de la etiqueta cero de la DGT.
Pero ¿qué pasa cuando queremos disfrutar? Aquí el Passat GTE muestra de uno de sus mayores inconvenientes: el peso. Y es que este lastre afecta en todo momento, sobre todo cuando se nos acaba la batería y la berlina alemana se convierte en un coche de 156 CV con la necesidad de remolcar 1.730 kilos. Esto no impide que el GTE sea rápido, sobre todo si contamos con ambos motores en pleno funcionamiento, y además de experimentar un buen paso por curva gracias al tarado de la suspensión. Sin embargo, su alto nivel de filtración y su dirección poco comunicativa derivan en un coche que no encaja demasiado bien en una carretera de montaña, por ejemplo.
Y es que si queremos disfrutar de ambos motores -que al final es la razón de ser de este tipo de vehículos- tendremos que afrontar una carga de cuatro horas si recurrimos a una potencia de 3,6 kW, tiempo que asciende hasta las seis horas si lo cargamos con un enchufe convencional. Estos tiempos se aplican para poder nutrir a su batería de 13 kWh, la cual garantiza, según el ciclo WLTP, una autonomía en modo eléctrico de 56 kilómetros, cifra que en un uso real con una conducción normal y sin miramientos por el consumo se reduce hasta unos 50/52 kilómetros, que no está nada mal.
Conclusión
Lo cierto es que el Volkswagen Passat GTE es un vehículo que se posiciona un poco en tierra de nadie. Tiene ciertas pretensiones de deportivo, pero no las lleva a cabo en la práctica como algunos de sus rivales. Sin embargo, destaca por una potencia más que suficiente, un muy buen confort de marcha y unos consumos, gracias a su condición de híbrido enchufable, realmente ridículos para las cifras que maneja.
Entonces ¿merece realmente la pena comprar un Passat GTE? Si vamos a realizar mucha ciudad y de vez en cuando viajes por autopista y queremos un coche cómodo y con potencia sí, la berlina alemana es una buena opción. Aunque eso sí, es una buena opción siempre y cuando contemos con la posibilidad de cargarlo en casa o en trabajo, de lo contrario carece de sentido realizar la inversión que implica el Volkswagen Passat GTE.
Y es que no debemos olvidar que este tipo de tecnologías siguen siendo caras, teniendo que afrontar un desembolso en el caso del Passat GTE de 53.015 euros, cifra que puede antojarse algo elevada pero bien es cierto que nos permite gozar a cambio de importantes ventajas.
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