Del puchero a la sostenibilidad: El renacer de las legumbres en España
Alberto Noriega
20 febrero 2024
4 min.
Explora cómo el regreso de las legumbres a nuestras mesas no solo beneficia nuestra salud, sino que también representa un paso adelante en la lucha contra el cambio climático.
Las legumbres, alguna vez pilares de la dieta española, han sido relegadas al olvido en las últimas décadas. Sin embargo, su potencial para mejorar la salud humana y contribuir a la sostenibilidad del planeta es innegable. Organizaciones como la ONU y la OMS destacan su importancia, no solo por sus beneficios nutricionales sino también por su bajo impacto ambiental. La disminución en su consumo refleja cambios en los hábitos alimentarios y en el sistema de producción de alimentos, alejándose de los frescos y acercándose a opciones más procesadas y caras. Este artículo profundiza en las razones detrás de esta tendencia, el valor medioambiental y nutricional de las legumbres, y cómo podemos reintegrarlas en nuestra dieta para combatir el cambio climático y promover un futuro más sostenible.
El ocaso de un superalimento
Las legumbres, durante décadas, no solo nutrieron a generaciones sino que también formaron parte esencial de la cultura gastronómica en España. Sin embargo, el cambio de siglo trajo consigo un drástico declive en su consumo, pasando de ser un estandarte de la dieta mediterránea a convertirse en un elemento ocasional en los menús españoles. La transición de una alimentación basada en productos naturales y locales a una preferencia por alimentos más procesados y carnes ha marcado el destino de las legumbres en la mesa española. Manuel Moñino, experto en nutrición, señala una reducción significativa en el consumo de legumbres, que ha descendido a solo 1,5 raciones semanales por persona, lejos de las 4 raciones recomendadas para una dieta equilibrada.
Esta tendencia no solo refleja un cambio en los patrones de consumo sino también en el sistema alimentario en su conjunto. Helena Moreno, de Greenpeace, apunta a un alejamiento de los productos frescos y un incremento en el consumo de carnes, lo que ha duplicado su presencia en la dieta española. La consecuencia directa de estos cambios ha sido un impacto negativo tanto en la salud de las personas como en la del planeta, perdiendo así las innumerables ventajas que ofrecen las legumbres.
De los campos a la mesa global
La disminución en el consumo de legumbres ha ido de la mano con su desaparición de los campos españoles. A pesar de que España cultiva variedades como berzas, guisantes y lentejas, el destino de gran parte de esta producción es el consumo animal. Además, la globalización del sistema alimentario ha llevado a que la mayoría de las legumbres disponibles en el mercado español provengan de lugares lejanos como China, Estados Unidos y Canadá, incrementando así la huella de carbono asociada a su consumo.
Este alejamiento de las legumbres se debe a varios factores identificados por Moñino, como la pérdida de habilidades culinarias, la asociación de las legumbres con comidas calóricas, la falta de tiempo, y la prevalencia de alimentos precocinados. Además, el alto consumo de carne ha relegado a las legumbres a un segundo plano, a pesar de que su preparación puede ser rápida y adaptarse a los ritmos de vida modernos.
Beneficios olvidados
A pesar de su declive en la dieta contemporánea, las legumbres albergan un potencial inmenso para la salud y el medio ambiente. Son una fuente excelente de proteínas vegetales, fibra, vitaminas del grupo B y minerales, sin contener grasas ni colesterol. Su inclusión regular en la dieta ha sido vinculada con una menor incidencia de obesidad, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Además, desde el punto de vista ambiental, las legumbres representan una opción sostenible por su capacidad para fijar nitrógeno en el suelo, su baja huella hídrica y su resistencia al cambio climático.
Retomando el legado
Ante este panorama, surge la necesidad de revivir el consumo de legumbres, aprovechando su versatilidad y beneficios. Las iniciativas para reintegrarlas en la dieta pueden pasar por redescubrir recetas tradicionales que las incorporen, así como innovar con preparaciones rápidas y modernas que se ajusten a los estilos de vida actuales. El fomento de la producción local y el apoyo a los agricultores que opten por estos cultivos sostenibles pueden contribuir a reducir la huella de carbono de nuestra alimentación y a revitalizar la biodiversidad de los campos españoles.
El puchero de la abuela, lejos de ser una reliquia del pasado, puede convertirse en un símbolo de resistencia frente al cambio climático y un recordatorio de la riqueza nutricional y cultural que las legumbres ofrecen. Su reintegración en la dieta no solo es un retorno a las raíces de la gastronomía española, sino también un paso adelante hacia un futuro más saludable y sostenible.