REDD+: ¿herramienta de conservación de bosques o fachada de greenwashing?
El programa REDD+ busca frenar la deforestación y mitigar el cambio climático, pero enfrenta críticas por greenwashing y desplazamiento comunitario.
El programa REDD+, promovido por la ONU desde 2013, promete conservar bosques y reducir emisiones de carbono. Sin embargo, investigaciones recientes cuestionan su eficacia, señalando problemas de greenwashing, desplazamiento de comunidades indígenas y falta de enfoque en las causas reales de la deforestación. Mientras empresas y países apuestan por los créditos de carbono, el debate sobre su impacto real en la lucha contra el cambio climático se intensifica.
El dilema de los créditos de carbono
El programa REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal) se ha convertido en un eje de la lucha global contra el cambio climático. Su objetivo principal es compensar las emisiones de carbono mediante la conservación de bosques, especialmente en regiones tropicales. Sin embargo, los datos sugieren que su implementación está lejos de cumplir sus ambiciosas promesas.
Un estudio del UC Berkeley Carbon Trading Project reveló que el 25% de los proyectos de compensación de carbono, incluyendo muchos bajo REDD+, no logran reducir emisiones reales de CO2. Además, una investigación de The Guardian, Die Zeit y SourceMaterial denunció que más del 90% de los créditos de carbono de bosques certificados por Verra son «créditos fantasma», es decir, no representan reducciones efectivas. Estos hallazgos exponen fallas estructurales en el sistema, que beneficia más a empresas que buscan aparentar sostenibilidad que a los ecosistemas o comunidades locales.
Las cifras del mercado de carbono reflejan su rápido crecimiento: mientras que en 2021 se valoró en 2 mil millones de dólares, se proyecta que podría alcanzar entre 10 y 40 mil millones para 2030. Sin embargo, este auge plantea dudas sobre la integridad y eficacia de los proyectos de compensación. Como afirmó Gilles Dufrasne, de Carbon Market Watch, “el sistema actual está diseñado para generar créditos, no para dirigir recursos a donde más se necesitan.”
Impactos en comunidades y ecosistemas
A pesar de sus metas declaradas, REDD+ ha enfrentado críticas por su impacto social y ambiental. Proyectos en Perú han sido señalados por violaciones de derechos humanos, incluidos desalojos forzados y tensiones con comunidades locales. En muchos casos, las restricciones sobre el uso de recursos naturales afectan desproporcionadamente a los pueblos indígenas y pequeños agricultores, quienes tradicionalmente han sido los principales guardianes de los bosques.
El problema no termina ahí. REDD+ también falla en abordar las causas estructurales de la deforestación, como la agricultura intensiva, la minería y la tala ilegal. Cada año, se pierden 10 millones de hectáreas de bosques, y la mayor parte de esta destrucción ocurre en regiones tropicales, que concentran el 96% de la pérdida global de cobertura arbórea. Sin medidas contundentes para reducir la demanda de productos ligados a la deforestación, como carne y aceite de palma, REDD+ corre el riesgo de ser un paliativo superficial.
Financiamiento y soluciones sostenibles
Para que REDD+ sea efectivo, es crucial reformar su estructura y fortalecer la financiación climática. Durante la COP29, se estableció un objetivo de 300 mil millones de dólares anuales para 2035, pero los delegados advirtieron que esta cifra está lejos de los 1.3 billones de dólares necesarios anualmente en países en desarrollo. Además, garantizar la participación de las comunidades indígenas es esencial, ya que poseen conocimientos profundos sobre la conservación forestal y su implicación podría mejorar significativamente los resultados.
La Unión Europea ha comenzado a liderar con políticas como la prohibición de importar productos de zonas en riesgo de deforestación, exigiendo pruebas de sostenibilidad a las empresas. Estas acciones ofrecen un modelo para otros países y refuerzan la necesidad de un enfoque integral que combine regulación, financiamiento y compromiso comunitario.
El futuro de REDD+: ¿reformar o reemplazar?
El REDD+ tiene potencial, pero su efectividad depende de una transformación profunda. En su forma actual, perpetúa un modelo que prioriza créditos de carbono sobre acciones concretas contra la deforestación. La clave está en abordar las raíces del problema: políticas que regulen el comercio de productos ligados a la deforestación, incentivos para la conservación liderada por comunidades locales y mayores inversiones en alternativas sostenibles.
El cambio climático es una crisis global, y la conservación de los bosques tropicales es fundamental para mitigar sus efectos. Sin embargo, REDD+ debe evolucionar hacia un esquema que priorice la transparencia, la equidad y el impacto real. Solo así podrá cumplir su promesa de proteger los pulmones del planeta y contribuir significativamente a la lucha contra el cambio climático.
Comentarios cerrados