Reino Unido busca dominar la inversión verde mientras Trump amenaza el acuerdo de París»
Keir Starmer llega a la COP29 en Bakú destacando que el Reino Unido puede liderar la inversión verde tras la victoria de Trump.
El primer ministro británico, Keir Starmer, ha afirmado en la COP29 de Bakú que el Reino Unido tiene una “gran oportunidad” de liderar la inversión verde global. Esto sucede tras la victoria de Donald Trump, quien planea abandonar el Acuerdo de París y desmantelar incentivos climáticos. Starmer, uno de los pocos líderes del G7 en asistir, ha anunciado medidas para atraer inversiones extranjeras en energía renovable. En un contexto de inestabilidad política global, el Reino Unido busca consolidar su posición como líder en transición energética.
Una apuesta ambiciosa en la COP29
Keir Starmer, desde la COP29 en Bakú, afirmó que el Reino Unido tiene el potencial de colocarse a la cabeza de la transición energética global. En un año marcado por el retorno de Donald Trump a la presidencia de EE. UU. y sus declaraciones sobre el cambio climático como “un engaño”, Starmer destaca la oportunidad de atraer inversiones destinadas a renovables. Con la posible reversión de los subsidios verdes en EE. UU., el gobierno británico está lanzando incentivos adicionales, como 27 millones de libras adicionales por gigavatio generado en proyectos de energía eólica marina.
Además, se anunció un innovador instrumento financiero en la Bolsa de Londres para facilitar la inversión internacional en proyectos verdes. Estas medidas buscan responder al “vacío” que podría dejar EE. UU. en el ámbito climático, consolidando al Reino Unido como un refugio atractivo para el capital destinado a energías renovables. Según Starmer, el cambio climático no solo es un desafío, sino también una oportunidad económica que el país no puede permitirse ignorar.
La sombra de Trump sobre el Acuerdo de París
El regreso de Trump a la presidencia ha sacudido los cimientos de la cooperación climática global. Su promesa de abandonar nuevamente el Acuerdo de París y sus críticas al programa de incentivos verdes de Biden como “una estafa” generan incertidumbre en un momento crucial. Este contexto ha incrementado las tensiones en la COP29, donde líderes como Starmer y Georgia Meloni intentan llenar el vacío dejado por la ausencia de otros líderes del G7.
Mientras tanto, Starmer recalca la importancia de comprometerse con el gasto climático internacional, reafirmando la meta de destinar 11.600 millones de libras entre 2020 y 2026. Sin embargo, el desafío es doble: garantizar que estas promesas se cumplan y cerrar la brecha en los objetivos nacionales, ya que el Reino Unido sigue rezagado para alcanzar su meta de reducción del 68% de emisiones para 2030.
El liderazgo climático como estrategia política
El posicionamiento de Starmer no solo responde a la necesidad urgente de acción climática, sino también a una estrategia política para fortalecer la economía británica en tiempos de incertidumbre global. Su énfasis en la inversión verde busca atraer capital extranjero y generar empleos en sectores como el hidrógeno y la captura de carbono. Esta postura contrasta con la desconfianza generada por Trump, quien parece priorizar intereses económicos tradicionales sobre los compromisos climáticos.
En este escenario, el Reino Unido podría emerger como un líder climático por defecto, impulsado tanto por necesidad como por oportunidad. Pero lograrlo requerirá decisiones audaces y un compromiso político sostenido que no solo inspire confianza a los inversores, sino también a los ciudadanos británicos.
Europa entre la incertidumbre y la acción
La COP29 se desarrolla en un contexto de inestabilidad política que no solo afecta a EE. UU., sino también a varios países europeos clave. En Alemania, Olaf Scholz enfrenta una moción de censura, mientras que en Francia, Emmanuel Macron lidia con la pérdida de la mayoría parlamentaria. Esta fragilidad ha limitado la capacidad de Europa para presentar un frente unido en temas climáticos. Sin embargo, Starmer ha aprovechado esta coyuntura para posicionar al Reino Unido como un actor confiable y decisivo en la transición verde.
A pesar de la turbulencia, Italia, bajo el liderazgo de Georgia Meloni, se ha unido al Reino Unido en Bakú para impulsar una mayor inversión privada en proyectos climáticos. Los expertos advierten que, aunque las tensiones políticas puedan ralentizar los avances en algunos países, esta podría ser una oportunidad para que actores como el Reino Unido y países emergentes definan nuevas dinámicas en la gobernanza climática global.
¿Oportunidad o desafío histórico?
El liderazgo británico en la transición energética no es solo una cuestión económica, sino un dilema ético y estratégico. En un mundo donde la acción climática es cada vez más urgente, la victoria de Trump plantea el riesgo de retrocesos significativos. Sin embargo, el Reino Unido tiene la posibilidad de marcar un nuevo rumbo, atrayendo inversiones mientras impulsa tecnologías sostenibles.
Mirando al futuro, la pregunta no es si el Reino Unido puede liderar, sino si logrará mantener este liderazgo frente a desafíos políticos internos y externos. Para Starmer, la clave está en transformar el discurso de oportunidad en resultados tangibles que reafirmen su visión. El éxito dependerá no solo de incentivos financieros, sino también de un compromiso político consistente que inspire a otros a seguir su ejemplo.
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