La sed de energía de la IA complica la relación de inversores ESG con las tecnológicas

Alberto Noriega     3 octubre 2024     4 min.
La sed de energía de la IA complica la relación de inversores ESG con las tecnológicas

La creciente demanda energética de la IA genera preocupaciones entre los inversores ESG, que piden más datos a las tecnológicas como Microsoft y Google.

La explosión de la inteligencia artificial ha puesto a prueba la relación entre los gigantes tecnológicos y los fondos ESG, que invierten con criterios ambientales, sociales y de gobernanza. Firmas como Microsoft y Alphabet enfrentan crecientes presiones para revelar datos sobre su consumo energético, en medio de un aumento del 160% en la demanda de electricidad de los centros de datos proyectada para 2030. A medida que aumentan las emisiones, los inversores sostenibles, que gestionan miles de millones de dólares, evalúan cómo ajustar sus carteras y exigir mayores compromisos verdes a las tecnológicas.

El auge de la IA y el impacto en las emisiones

La creciente adopción de la inteligencia artificial (IA) ha desatado una verdadera carrera tecnológica, pero también ha generado preocupaciones entre los inversores ESG, que buscan equilibrar la rentabilidad con criterios de sostenibilidad. La expansión de los centros de datos para satisfacer la demanda de IA, impulsada por gigantes como Microsoft, Google y Amazon, ha disparado el consumo de energía. Según Goldman Sachs, se prevé que la demanda eléctrica de los centros de datos aumente un 160% para 2030, lo que plantea serios interrogantes sobre el impacto ambiental de este crecimiento.

Aunque las empresas tecnológicas han sido durante mucho tiempo favoritas de los inversores sostenibles debido a sus menores emisiones en comparación con sectores como la manufactura o la energía, la IA está alterando esa dinámica. Microsoft, por ejemplo, reportó un aumento del 30.9% en sus emisiones de la cadena de suministro en 2023, mientras que Alphabet vio un aumento del 13% en sus emisiones totales. Estos incrementos se deben, en gran parte, al crecimiento de los centros de datos necesarios para la computación avanzada. Estas cifras están generando cuestionamientos entre los gestores de fondos que buscan asegurar que sus carteras no solo sean rentables, sino también respetuosas con el medio ambiente.

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Preocupación por las emisiones y la transparencia

La falta de información precisa sobre el uso energético relacionado con la IA es una preocupación creciente para los inversores ESG, que ahora están pidiendo a las empresas tecnológicas que sean más transparentes sobre su consumo de energía y sus fuentes de energía renovable. Eric Pedersen, director de inversiones responsables en Nordea Asset Management, dijo que la sostenibilidad en la era de la IA se ha convertido en una cuestión central para sus carteras. Nordea, que gestiona 265 mil millones de euros, tiene 17 mil millones de euros invertidos en empresas tecnológicas como Microsoft, Amazon y Meta, y está exigiendo más datos sobre el impacto ambiental de la IA.

Aunque ninguna de las grandes tecnológicas ha revelado planes para reducir significativamente su huella de carbono en relación con la IA, algunas han comenzado a tomar medidas. Amazon, por ejemplo, ha anunciado la compra de energía nuclear para complementar sus fuentes de energía renovable, mientras que Microsoft firmó recientemente un acuerdo para reactivar una planta nuclear en Pensilvania, la primera de su tipo en la historia. Estas inversiones en energía limpia podrían ser clave para que las tecnológicas continúen siendo atractivas para los fondos sostenibles, que bajo las reglas del Artículo 9 de la UE, exigen una reducción del 7% anual en las emisiones de carbono de las acciones en las que invierten.

Sin embargo, algunos inversores siguen escépticos. Jason Qi, analista senior de investigación ESG en Calvert Research and Management de Morgan Stanley, señaló que, si bien algunas tecnológicas están mejorando la divulgación de sus datos energéticos, ninguna ha ofrecido la transparencia necesaria para evaluar completamente su impacto ambiental. La preocupación por las emisiones indirectas, conocidas como «emisiones de Alcance 3», que incluyen las emisiones de la cadena de suministro, también está creciendo.

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Tecnología y sostenibilidad: un equilibrio delicado

A medida que el consumo de energía de los centros de datos sigue en aumento, especialmente impulsado por la IA, la capacidad de las tecnológicas para mantener su atractivo entre los inversores ESG dependerá de cómo gestionen el equilibrio entre el crecimiento y la sostenibilidad. Mientras que empresas como Amazon han dado pasos hacia la compra de energía nuclear para compensar sus necesidades energéticas, otros actores como Meta han reconocido las dificultades para mantener sus objetivos de neutralidad de carbono frente al crecimiento exponencial de la IA.

Aunque algunas voces dentro de la industria señalan que la IA eventualmente podría ayudar a otros sectores a volverse más eficientes energéticamente, los inversores exigen acciones concretas hoy. Jason Qi de Calvert Research and Management subraya que, si bien algunas tecnológicas están liderando la transparencia, como es el caso de Microsoft con sus acuerdos de compra de energía (PPA), sigue siendo insuficiente la información sobre el consumo energético exacto relacionado con la IA.

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