La Sexta Extinción: más de 42,100 especies en peligro por el cambio climático

Alberto Noriega     13 noviembre 2024     6 min.

La Sexta Extinción Masiva se acelera y amenaza más de 42,100 especies, impulsada principalmente por el cambio climático y la degradación del hábitat.

El planeta está inmerso en su Sexta Extinción Masiva, con más de 42,100 especies en riesgo, y el cambio climático figura como uno de los mayores impulsores de esta crisis de biodiversidad. El aumento de las temperaturas, la pérdida de hábitat y la alteración de los ecosistemas están acelerando la desaparición de especies en tierra y océanos, afectando también a los seres humanos. La situación exige acciones urgentes y coordinadas a nivel global para frenar el declive de la biodiversidad antes de que se alcancen puntos irreversibles.

Una crisis de extinción sin precedentes

La Sexta Extinción Masiva en la Tierra avanza a un ritmo alarmante, con más de 42,100 especies actualmente en riesgo de desaparecer, según estudios recientes. Esta crisis de biodiversidad, impulsada en gran medida por el cambio climático, representa un punto de inflexión en la historia natural de nuestro planeta. Desde el último medio siglo, el cambio climático se ha consolidado como la segunda causa principal de pérdida de biodiversidad en los océanos y la cuarta en tierra. Sus efectos van desde la alteración de hábitats y la interrupción de ciclos reproductivos hasta el incremento de eventos climáticos extremos que devastan poblaciones enteras de especies. Con la continua pérdida de hábitat y la creciente presión del calentamiento global, los expertos advierten que la situación empeorará si no se toman medidas efectivas y coordinadas a nivel global.

Entre las especies más afectadas, una de cada cuatro enfrenta un alto riesgo de extinción. La crisis de biodiversidad se está manifestando de múltiples formas, desde la acidificación de los océanos que daña arrecifes de coral hasta la destrucción de ecosistemas que proporcionan refugio y alimento a miles de especies. El impacto del cambio climático en la biodiversidad es especialmente profundo porque no solo afecta a organismos individuales, sino que amenaza redes ecológicas completas. Este ciclo de destrucción tiene un impacto directo en la vida humana, ya que la pérdida de biodiversidad compromete la seguridad alimentaria, el acceso a agua limpia y la estabilidad de los ecosistemas de los que dependemos.

Impactos específicos en especies y ecosistemas

El cambio climático afecta tanto a los ecosistemas marinos como a los terrestres. En los océanos, la acidificación y el aumento de temperaturas están provocando eventos de blanqueamiento masivo de corales, como los observados en la Gran Barrera de Coral. Este fenómeno no solo afecta a los corales, sino a todas las especies que dependen de ellos para sobrevivir, incluyendo peces y moluscos que son fuentes de alimento para otros animales y humanos. En tierra, los osos polares son un símbolo de esta crisis, ya que la reducción del hielo marino del Ártico disminuye sus áreas de caza y obliga a estos animales a recorrer distancias cada vez mayores, poniendo en peligro su supervivencia.

Otras especies afectadas incluyen aves migratorias que se ven desfasadas de los ciclos de abundancia de insectos en sus áreas de reproducción, lo que reduce su éxito reproductivo. Los desajustes fenológicos —alteraciones en el tiempo de eventos estacionales como la migración o la reproducción— son comunes en un contexto de cambio climático y pueden tener consecuencias devastadoras para especies que dependen de sincronías específicas para alimentarse o reproducirse. En las montañas, animales como la pica americana están siendo forzados a migrar a mayores altitudes para encontrar temperaturas adecuadas, pero esta adaptación tiene límites: a medida que se quedan sin hábitat, su riesgo de extinción aumenta considerablemente.

El cambio climático y sus efectos sinérgicos

El cambio climático interactúa con otras amenazas ambientales, creando efectos sinérgicos que agravan aún más la crisis de biodiversidad. La fragmentación del hábitat, impulsada por la expansión urbana y agrícola, dificulta que las especies migren o adapten sus territorios en respuesta a las nuevas condiciones climáticas. Además, la contaminación, especialmente en zonas de alto desarrollo industrial, debilita los ecosistemas y los hace más vulnerables al cambio climático. Este fenómeno se agrava en los océanos, donde la sobrepesca, sumada al calentamiento y la acidificación, está afectando gravemente la salud de los ecosistemas marinos, poniendo en riesgo a especies comerciales y ecosistemas clave como los arrecifes y las praderas de pastos marinos.

La proliferación de especies invasoras también se ve impulsada por el cambio climático, ya que muchas de estas especies prosperan en ambientes más cálidos y desplazan a la flora y fauna nativas. Estas amenazas combinadas crean una “tormenta perfecta” que acelera la desaparición de especies a niveles nunca antes vistos en la historia moderna. La necesidad de una estrategia global e integral que aborde estas amenazas sinérgicas es fundamental para ralentizar la pérdida de biodiversidad y proteger los ecosistemas que sustentan la vida en la Tierra.

Hacia una acción global para frenar la extinción masiva

La Sexta Extinción Masiva en curso requiere una respuesta urgente y a gran escala. A medida que las temperaturas globales continúan aumentando y los ecosistemas enfrentan presiones cada vez mayores, la acción concertada es crucial para evitar un colapso de la biodiversidad. Es imperativo que los gobiernos implementen estrategias de conservación que aborden no solo el cambio climático, sino también la protección de hábitats, la regulación de la contaminación y la gestión de recursos de forma sostenible. Esto incluye compromisos internacionales para reducir las emisiones de carbono y proteger áreas clave de biodiversidad tanto en tierra como en el mar.

El tiempo para actuar se está agotando, y el avance de la extinción amenaza con cambiar para siempre los ecosistemas de los que depende la humanidad. La preservación de la biodiversidad no es solo una cuestión ecológica; es esencial para la estabilidad social y económica global. Con cada especie que desaparece, el mundo pierde una pieza insustituible de su riqueza natural y los beneficios que ésta proporciona, desde medicamentos y alimentos hasta la regulación del clima y la estabilidad de los suelos. La acción climática y la conservación de la biodiversidad deben avanzar en paralelo, y cada país tiene la responsabilidad de contribuir a un futuro donde la vida en todas sus formas pueda prosperar.

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