Stellantis prioriza la producción de eléctricos ante la escasez de chips
Nadie quiere perder su trozo de la tarta de las ayudas a la compra de vehículos eléctricos en Europa por no disponer de producción suficiente
Durante los últimos meses ya hemos hablado largo y tendido sobre la falta de semiconductores. Un problema que está afectando especialmente al sector del automóvil, donde prácticamente todos los fabricantes, sin excepción, se han visto obligados a tomar algún tipo de medida para tratar de mitigar los efectos de esta crisis.
Stellantis, el conglomerado que reune a total de 14 marcas, consecuencia de la fusión de FIAT-Chrysler y el Grupo PSA, ha decidido en este sentido dar prioridad a la producción de vehículos eléctricos en Europa respecto a los de combustión, ya que considera que el mercado de los primeros es mucho más dinámico en estos momentos.
La compañía explica su decicisión argumentando que los consumidores europeos están respondiendo a día de hoy de forma muy positiva a los incentivos proporcionados por los gobiernos a la compra de vehículos eléctricos y, ante la actual escasez de semiconductores, tiene mucho más sentido dedicar los disponibles a la producción de este tipo de vehículos.
Los eléctricos primero
En unas declaraciones a los medios, Anne-Lise Richard, jefa de la división e-mobility, no ha podido dejar más claro cuál es el posicionamiento de Stellantis en relación a este asunto. Según ha afirmado, el gigante automovilistico no tiene la intención de abandonar ninguno de los sistemas de propulsión que ha empleado hasta ahora en sus vehículos, pero los eléctricos tienen máxima prioridad, ya que es lo que los clientes europeos están demandando con más fuerza.
Los programas de incentivo para la compra de un vehículo eléctrico son ya una realidad en la gran mayoría de los países europeos, y en algunos casos son además bastante generosos. No es de extrañar, por tanto, que los consumidores estén ahora mucho más interesados en dar el salto a la movilidad eléctrica.
En Alemania, por ejemplo, el gobierno concede ayudas que pueden llegar a los nueve mil euros, mientras que en Francia la cifra que es posible descontar del precio final del vehículo es todavía mayor, pudiendo alcanzar los doce mil euros. En España, gracias al Plan Moves III, la cuantía de este tipo de ayudas puede llegar a los siete mil euros.
En definitiva, estamos hablando de grandes cantidades de dinero que ningún fabricante de automóviles quiere perder por no disponer del nivel de producción necesario para atender la demanda. Porque además, hay que tener en cuenta que estos programas de incentivo están limitados en el tiempo. Lo que no se venda ahora es posible que no venda tampoco en un futuro más o menos cercano.
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