Trevor Milton quiere recomprar Nikola tras arruinarla

Trevor Milton, fundador condenado de Nikola, intenta recuperar los activos de la empresa quebrada pese a objeciones legales y críticas públicas.
Trevor Milton, fundador de Nikola Motors y condenado por fraude, busca adquirir los activos de la compañía tras su bancarrota bajo el Capítulo 11. La empresa, que enfrenta deudas millonarias, presentó su solicitud en febrero de 2025 y ya ha recibido una oferta vinculada a Milton a través de una entidad de Nevada. Nikola se ha opuesto firmemente al intento, calificándolo de maniobra mediática y bloqueando su acceso a instalaciones clave. Este intento de regreso ocurre apenas semanas después de que Milton fuera indultado por Donald Trump, reavivando un escándalo que mezcla colapso financiero, impunidad y ambición desmedida.
Bancarrota millonaria y una oferta inesperada
Nikola Corporation entró oficialmente en bancarrota el 19 de febrero de 2025, citando pasivos entre $1.000 millones y $10.000 millones, frente a activos estimados en apenas la mitad. El colapso de la compañía de camiones eléctricos fue el desenlace de años de escándalos, falta de liquidez y promesas tecnológicas incumplidas. Pese a esfuerzos para reducir pasivos y asegurar capital, las presiones del mercado, el encarecimiento de materiales y la competencia feroz en el sector precipitaron su caída.
Con solo $47 millones en efectivo en el momento de la solicitud, Nikola activó un proceso de venta bajo supervisión judicial que debería completarse en abril. Entre los interesados en los activos aparece ISSO LLC, una empresa registrada en Nevada con conexiones directas a Trevor Milton, el fundador y exCEO cuya figura sigue siendo sinónimo del auge y caída de Nikola. El vínculo fue revelado en documentos legales, lo que provocó una ola de críticas por el intento de Milton de recuperar la empresa que él mismo llevó al colapso.
Milton reaparece tras su indulto
La vuelta de Trevor Milton al tablero de Nikola ocurre bajo circunstancias aún más polémicas: recibió un perdón total del expresidente Donald Trump en marzo de 2025. Milton fue condenado en 2023 a cuatro años de prisión por fraude de valores tras haber engañado a inversores sobre el estado real de la tecnología de sus camiones. Su caso se volvió icónico cuando se supo que uno de los camiones que presentó como funcional en un video promocional, en realidad, fue rodado cuesta abajo.
El perdón presidencial se produjo poco después de que se revelaran donaciones por más de $900.000 hechas por Milton a un comité vinculado a Trump. Este gesto ha desatado acusaciones de tráfico de influencias y ha generado inquietud sobre los límites del poder presidencial en casos de corrupción corporativa. Ahora, libre de antecedentes penales, Milton intenta regresar al sector que lo vio triunfar… y caer.
La resistencia de Nikola y el cerco legal
La actual administración de Nikola se opone ferozmente a que Milton recupere el control o cualquier parte sustancial de los activos de la compañía. La empresa impidió su ingreso a la planta de producción en Coolidge, Arizona, calificando su reaparición como “un truco publicitario” y una amenaza para los objetivos de venta serios del proceso de quiebra.
La subasta de activos está prevista para el 7 de abril, y tanto los representantes legales de Nikola como acreedores importantes han expresado su rechazo a que Milton esté involucrado, incluso indirectamente. Aunque legalmente podría participar a través de terceros, el historial penal, las demandas anteriores y el posible conflicto de intereses hacen que su candidatura sea vista con extremo escepticismo por los actores del proceso.
Un legado de humo y espejos
Trevor Milton fundó Nikola con la promesa de revolucionar el transporte de mercancías con hidrógeno y electricidad, pero terminó siendo un caso ejemplar de fraude corporativo. Las afirmaciones exageradas, los prototipos falsos y los documentos financieros opacos terminaron por arruinar la reputación de una empresa que, en 2020, llegó a tener una valoración bursátil de $34 mil millones sin haber vendido un solo vehículo funcional.
La historia de Nikola es, en muchos sentidos, la historia de la burbuja del SPAC (Special Purpose Acquisition Company), que permitió a muchas startups tecnológicas saltarse los filtros regulatorios tradicionales para salir a bolsa. Milton supo capitalizar esa ola especulativa, pero las consecuencias legales y económicas de sus acciones no tardaron en alcanzarlo.
¿Reinvención o reciclaje del fraude?
La estrategia de Milton ahora parece enfocada en aprovechar el proceso judicial para recomprar a precio de saldo los restos de la compañía que fundó. Esto ha despertado inquietud en círculos financieros, donde se teme que su regreso sea menos una apuesta por la innovación y más un intento de limpiar su nombre mediante un nuevo vehículo empresarial.
Su vinculación a través de ISSO LLC sugiere una estrategia calculada: operar en las sombras para evitar el rechazo directo. Sin embargo, tanto empleados como inversionistas recuerdan con claridad las pérdidas y promesas rotas. “No se puede permitir que quien manipuló el valor de esta compañía vuelva a manejar sus activos”, dijo un abogado vinculado al caso.
Las lecciones del caso Nikola
La caída de Nikola y el intento de Trevor Milton por volver revelan hasta qué punto las dinámicas de Silicon Valley y Wall Street aún permiten segundas oportunidades sin redención real. Las estructuras legales del Capítulo 11, pensadas para proteger a empresas viables, pueden ser utilizadas también por actores con pasados turbios que buscan reposicionarse en mercados estratégicos.
La ética empresarial, la transparencia y la regulación financiera vuelven a quedar en entredicho. El sistema parece premiar la audacia, incluso si esa audacia viene teñida de mentiras documentadas y decisiones empresariales desastrosas. La posibilidad de que Milton recupere el control sobre los restos de Nikola no solo sería un giro narrativo escandaloso, sino también una señal de advertencia para otras startups del sector.
Silicon Valley, sin memoria ni consecuencias
En un ecosistema donde el carisma a menudo vale más que la veracidad, el regreso de Trevor Milton a la escena empresarial no es una anomalía: es un síntoma. Silicon Valley —y por extensión, el sistema financiero que la alimenta— tiene una memoria corta y una alta tolerancia al fracaso, siempre que este venga envuelto en la promesa de una narrativa redentora.
Pero permitir que un fundador condenado por fraude vuelva a intentar adquirir los activos de su propia empresa sin rendir cuentas éticas envía el mensaje equivocado. No es solo una cuestión legal, sino cultural: ¿qué tipo de líderes estamos premiando? ¿Qué tipo de lecciones estamos transmitiendo al resto del ecosistema emprendedor?
Nikola puede ser solo una más en la lista de startups caídas, pero su historia es también un espejo oscuro donde se reflejan las fallas estructurales del modelo actual de innovación sin freno ni responsabilidad. Si la industria quiere mantener su credibilidad, deberá trazar una línea clara entre el aprendizaje y el reciclaje del fraude. De lo contrario, Trevor Milton será solo el primero de muchos más.
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