La UE reducirá aún más las emisiones permitidas en 2030
La Unión Europea ha aprobado un nuevo plan de emisiones de CO2 de cara al año 2030, en la que se reducen aún más tanto para turismos como para camiones.
El Parlamento de la Unión Europea aprobó mediante una votación hecha el pasado mes de abril la nueva normativa de emisiones planeada para el año 2030. Concretamente, hubo 521 votos a favor, 63 en contra y 34 abstenciones, por lo que el plan de reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) para automóviles y comerciales entrará en vigor.
Esta nueva normativa obligará a todos los fabricantes a trabajar muy duro para que la emisión media de CO2 de toda su gama se reduzca a los 80g/km de CO2 en el año 2025 y a 59g/km en el año 2030.
Esta nueva medida es realmente agresiva, ya que supone una reducción del 15% para el año 2025 y de un 37,5% para el año 2030. Estos porcentajes no se han cogido teniendo en cuenta los datos vigentes actualmente, sino los 95g/km que son obligatorios para el año 2021. La normativa que deben cumplir las marcas en menos de dos años ya preocupa especialmente a los fabricantes, por lo que no nos queremos imaginar la alerta que tendrán ante los futuros objetivos.
Por primera vez, habrá restricciones para los camiones
Las reducciones no sólo se aplican a los turismos, sino que poco tiempo después se aprobó que las emisiones de los camiones se deben reducir un 30% en 2030, poniendo como meta intermedia un 15% en el año 2025. A diferencia de lo que pasa con los turismos, estos porcentajes si parten de la base de los límites de emisiones que tienen los fabricantes de camiones actualmente.
Además, la nueva normativa para camiones estipula que los fabricantes deben asegurar en 2025 que la venta de vehículos pesados cero emisiones o, en su defecto, de emisiones reducidas, deben representar al menos el 2% de la cuota de mercado. Por ello, serán necesarios modelos como el Iveco S-Way, un camión que recurre al gas para afrontar los largos trayectos.
Esta última aprobación es realmente importante y, sobre todo, novedosa. Esto es así puesto que hay que tener en cuenta que es la primera vez que la Unión Europea marca un objetivo de recorte de emisiones de dióxido de carbono destinado a este tipo de vehículos.
La legislación es un punto intermedio
La nueva legislación debe ser adoptada de manera formal por el Consejo Oficial de la Unión Europea, por lo que todavía queda un paso por dar. La reducción prevista para el año 2030 es un paso intermedio entre lo que pidieron los fabricantes y lo que propuso la Unión Europea, puesto que los primeros pedían una reducción del 30% y el Gobierno europeo hasta un 50%.
En caso de que los fabricantes no cumplieran con el límite estipulado en cualquiera de los tres pasos que se van a efectuar (2021, 2025 y 2030), se verían obligados a pagar importantes multas. El dinero de estas sanciones lo utilizará la Unión Europea para promover la movilidad ecológica y sin emisiones.
¿Cuáles son las previsiones?
Según un análisis centrado en los objetivos impuestos para reducir la contaminación del transporte, ha concluido con que ningún país cumplirá con la normativa en el año 2030. Según las estrategias presentadas, sólo los Países Bajos, Reino Unido y España tienen posibilidades de hacerlo. Por otro lado, una potencia mundial en el sector de la automoción como es Alemania, se ve sumida en la 15ª posición del ranking, por lo que todo indica a que tendrá que hacer frente a unas fuertes sanciones.
Los Paises Bajos han mostrado su compromiso de que no se venderán más coches con motor de combustión a partir de 2030, por lo que las emisiones de su transporte bajarán un 29% respecto a las recogidas en 2005.
Por otro lado, España y Reino Unido tienen planes similares, puesto que se pretende cesar la venta de vehículos con motores de combustión en el año 2040, aunque la descarbonización total del parque móvil en el año 2050 parece poco probable.
En el lado opuesto se encuentran países como Bulgaria o Hungría, que no tienen ningún plan para reducir la contaminación de sus transportes y se estipula que sus emisiones no sólo no se reducirán, sino que aumentarán un 30% respecto a 2005.
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