Los últimos BMW i8 ya han sido fabricados y despedidos con honores

Qué duda cabe de que junto con el BMW i3, el BMW i8 ha sido uno de los pioneros en cuanto a la nueva era de la electrificación de la marca automovilística.

Desde la presentación del prototipo Vision EfficientDynamics en el ya lejano años de 2009, su posterior reaparición como también modelo conceptual como BMW i8 Concept de 2011 y, finalmente, su presentación oficial en 2014 como coche de producción, la vida del BMW i8 como, a final de los años 2000, proyecto de futuro, realidad de presente, desde mediados de la pasada década, y, ahora mismo, 2020, muestra del avance vertiginoso de la industria de la electrificación, que deja como obsoletas tecnologías que, con pocos años de aplicación a sus espaldas, son desechadas en aras de otras más eficientes, situaban desde hace, al menos, 2 años, a este coche y al monovolumen ya citado en la cuerda floja de la sostenibilidad comercial.

Tanto es así que, a pesar de que ya sabíamos que, al menos en el caso del deportivo híbrido, sus días estaban contados, finalmente, BMW ha despedido a los últimos BMW i8 jamás fabricados.

Desde la línea de fabricación donde estos vehículos eran ensamblados, la de Leipzig, las 18 unidades que suponen el fin de la vida del deportivo híbrido han salido de las instalaciones.

En un acto de la marca, los responsables de BMW han rendido un homenaje a un modelo que ha servido como laboratorio rodante y prueba de que combinar en un único ‘recipiente’ las esencias clave para dar a luz un vehículo que demostrara que apostar por la sostenibilidad, las altas prestaciones, el lujo, el diseño… era posible.

De esta manera, el Director de Planta Hans-Peter Kemser ha declarado que «Para que la producción de BMW i8 termine con un final como este es algo de lo que todos podemos estar muy orgullosos«.

Y no es para menos ya que, este coche fue, es y seguirá siendo uno de esos coches que, al toparse con uno, lo singular de su naturaleza, de su arquitectura y de su apariencia, es imposible que pase desapercibido y logra acaparar el la atención donde quiera que se encuentre.

Pero es que para el caso de estas 18 unidades finales, más si cabe ya que, todas ellas, lucen un grado de personalización para el gusto de sus nuevos propietarios máximo.

Colores como el distintivo Austin Yellow o el deportivo British Racing Green y, sin duda, el electrizante Azul Le Mans, han sido los que bañan las carrocerías de estos ejemplares que, por dentro, han sido elaborados según la petición de los nuevos dueños que han estado presente en el acto de despedida.

Una exigente producción que el propio Kemser ha descrito de la siguiente forma «El grado de personalización de estos vehículos supuso algunos desafíos logísticos y de procesos importantes. Pero nuestra unidad de producción ha demostrado una vez más que nada es imposible«.