Transport & Environment pone a los vehículos de GNC en el centro de la polémica
Un estudio de Transport & Environment señala a los vehículos de GNC como responsables de la producción descontrolada de partículas ultrafinas nocivas
Sabemos que los informes de la federación Transport & Environment, en adelante T&E, no dejan indiferentes a nadie, sobre todo, a quienes señalan. Desde las navieras hasta las ciudades más permisivas con las emisiones tóxicas o de efecto invernadero, esta federación que agrupa diferentes colectivos en defensa de la naturaleza, como por ejemplo, Ecologistas en Acción o Ecodes, ha puesto situado, ahora, su foco de atención sobre los vehículos de GNC.
Según un documento elaborado por T&E, los «vehículos de gas natural comprimido no son una solución limpia para el transporte», esto significa que aseguran que el GNC pudiera ser tan perjudicial como otros carburantes fósiles. En función del estudio que publican, la conclusión es clara y directa: esta tecnología emite altos niveles de contaminantes tóxicos.
En concreto, denuncian la producción de altas cantidades de partículas ultrafinas, unos residuos que están vinculados con la aparición de cánceres, la enfermedad de Alzheimer y otras patologías del sistema cardíaco y respiratorio.
Estas partículas son capaces de penetrar en el cuerpo con facilidad gracias a sus dimensiones reducidas lo cual permiten llegar a zonas tan remotas como el cerebro donde, su aparición, ha quedado relacionada con el cáncer cerebral.
T&E denuncia que, a diferencia con los coches con motores diésel o gasolina, los vehículos de GNC no están sujetos a normas que limiten la expulsión de estas partículas que, según sus pruebas en laboratorio, los vehículos analizados lanzaron desde 9.000 millones a 900.000 millones de partículas por cada kilómetro circulado.
El GNC expulsa otros residuos tóxicos para la salud y para el entorno
Tras las pruebas, la federación T&E también denuncia la identificación de otras sustancias nocivas liberadas al entorno tras la combustión del gas de los vehículos de GNC expulsadas sin control.
De hecho señalan la presencia de amoniaco en las muestras extraídas. Unas muestras que recogen entre 20 y 66 miligramos de NH3 en cada kilómetro transitado.
Su interacción con otras sustancias presentes en el aire, puede provocar un aumento de la contaminación ambiental y, por ende, riesgos para el medio y, por consiguiente, para la calidad de vida, sobre todo, en las ciudades donde este tipo de vehículos ha conseguido introducirse gracias a ser beneficiario del etiquetado ECO de la DGT.
Por este motivo, desde Ecodes se pide a la administración pública que se deje de «gastar dinero público precioso en infraestructura de gas y exenciones de impuestos para el gas fósil» y las ayudas a la compra de coches nuevos sea en exclusiva para vehículos de cero emisiones, es decir, eléctricos.
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