Venus: sus 85,000 volcanes podrían ser obra de una corteza viva

Alberto Noriega     12 abril 2025     5 min.
Venus: sus 85,000 volcanes podrían ser obra de una corteza viva

Un nuevo modelo sugiere que la convección en la corteza de Venus podría alimentar sus 85,000 volcanes, redefiniendo su geología activa.

Una nueva investigación publicada en Physics of the Earth and Planetary Interiors sugiere que Venus es mucho más activo de lo que se creía, con más de 85,000 volcanes posiblemente impulsados por una convección dentro de su gruesa corteza. Dirigido por Viatcheslav Solomatov y Chhavi Jain, el estudio propone que este proceso térmico superficial —inusual entre los planetas del sistema solar— podría ser el motor oculto de la intensa actividad volcánica venusiana. Esta hipótesis plantea un mecanismo alternativo al de la tectónica de placas, ausente en Venus, y abre una nueva etapa en la exploración planetaria. Si se confirma, no solo cambiaría nuestra comprensión del planeta más hostil del sistema solar, sino también la forma en que interpretamos la dinámica interna de mundos rocosos.

Una corteza que hierve desde dentro

El hallazgo clave del estudio radica en que la convección no se limita al manto profundo de Venus, sino que podría ocurrir directamente dentro de su corteza, de hasta 90 km de grosor. Este tipo de convección, llamada “cortical”, es rara en el sistema solar y jamás se ha observado en la Tierra. A temperaturas de superficie cercanas a los 466°C (870°F) y con una corteza lo suficientemente espesa, Venus cumple con las condiciones para que este fenómeno ocurra.

Los investigadores utilizaron leyes de escala térmica recientes para modelar cómo la viscosidad de la corteza —dependiente de la temperatura y el estrés— permitiría estos movimientos verticales del material rocoso. Si los granos minerales en la corteza son lo suficientemente pequeños (menos de 0,1 mm), este flujo se vuelve aún más probable. Así, la corteza no sería un cascarón inerte, sino una capa dinámica capaz de transportar calor desde el interior hasta la superficie.

Este tipo de actividad podría explicar la abundancia de volcanes, algunos agrupados en regiones similares a escudos, otros distribuidos en vastas planicies, todos reflejo de un mundo que, a falta de placas, hierve lentamente desde sus propias cicatrices.

Maat Mons On Venus

Un planeta volcánico sin tectónica de placas

La Tierra mueve su corteza a través de la tectónica de placas, un mecanismo global impulsado por la convección en el manto. Venus, sin embargo, parece haber tomado otro camino. A pesar de su tamaño y composición similares a los de la Tierra, no muestra signos claros de placas móviles. Sin embargo, está cubierto por miles de estructuras volcánicas, más que cualquier otro planeta conocido.

Este nuevo modelo sugiere que la convección dentro de la corteza podría ser suficiente para generar estos volcanes sin necesidad de placas móviles. Las altas temperaturas y el espesor de la corteza generan una zona cálida y plástica, donde el material rocoso puede subir y bajar como en un sistema de lava densa que se recicla lentamente. Esta “mini tectónica interna” permitiría que el calor se libere a través de volcanes sin que las placas choquen o se separen, como ocurre en nuestro planeta.

Este mecanismo explicaría también por qué Venus parece experimentar episodios catastróficos de resurfacing: eventos en los que grandes extensiones de terreno son cubiertas por lava reciente en relativamente poco tiempo geológico.

El calor escondido bajo las nubes

La convección cortical, si se confirma, también tendría implicaciones en la eficiencia del transporte de calor en el planeta. Los investigadores señalan que esta agitación interna superficial modificaría las variaciones térmicas y de densidad dentro de la corteza, algo que podría observarse indirectamente mediante datos de gravedad, topografía y flujo de calor.

Esto abriría nuevas líneas de análisis para futuras misiones a Venus, que podrían identificar regiones más cálidas y menos densas donde la convección esté ocurriendo activamente. Las zonas volcánicas actuales podrían no ser reliquias fósiles, sino manifestaciones vivas de un planeta en constante agitación térmica superficial.

La comparación con la Tierra subraya la singularidad de Venus: en nuestro planeta, la corteza es demasiado delgada y fría para permitir este tipo de convección, lo que refuerza el rol central de la tectónica. Venus, por el contrario, parece haber desarrollado un modo alternativo de respirar calor.

Venus Planeta 2357159

Nuevas misiones, nuevas preguntas

Este hallazgo llega en un momento clave, justo cuando múltiples agencias espaciales preparan misiones hacia Venus en la próxima década. La NASA, la ESA y la agencia india ISRO tienen previsto enviar sondas para estudiar la atmósfera, el relieve y el subsuelo del planeta. Estos datos podrían aportar evidencia empírica para validar o refinar el modelo propuesto.

En particular, medir diferencias regionales en el campo gravitacional, así como observar el tipo de volcanes activos y su distribución, podría confirmar la existencia de convección cortical. También se estudia cómo la reología de una corteza parcialmente fundida —con múltiples fases sólidas y líquidas— influye en la dinámica interna del planeta.

Esta línea de investigación no solo redefine la historia geológica de Venus, sino que aporta un marco más amplio para entender cómo planetas sin tectónica de placas pueden seguir siendo activos y volcánicos.

Un planeta sin placas, pero no sin vida geológica

Venus es el infierno del sistema solar, pero no un infierno muerto. Este nuevo modelo nos obliga a repensar qué significa que un planeta esté geológicamente activo. No todo debe moverse como en la Tierra; hay otras formas de dinamismo, menos evidentes, pero igual de poderosas.

La convección cortical ofrece una ventana para comprender mundos sin placas, pero con fuego. En ese sentido, también podría servir como modelo para exoplanetas rocosos calientes, muchos de los cuales probablemente carecen de tectónica activa, pero podrían tener actividad volcánica superficial como la de Venus.

Si en la Tierra el calor se libera a través de placas móviles, en Venus parece hacerlo mediante una corteza que respira como una piel ardiente. Un recordatorio de que incluso los planetas sin grietas pueden rugir. Y que, a 466 grados centígrados bajo nubes eternas, el fuego no descansa.

Comentarios cerrados