La victoria de Trump podría reducir en $1 billón la inversión en energía limpia

Un triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2024 podría reducir significativamente la inversión en la transición energética, según un análisis de Wood Mackenzie. Aunque no se espera que Trump derogue leyes clave como la Ley de Reducción de la Inflación, sí podría modificar regulaciones ambientales y órdenes ejecutivas recientes, afectando las políticas energéticas. La firma proyecta que la inversión en energía limpia podría caer en $1 billón y retrasar la demanda pico de combustibles fósiles en una década.

Impacto potencial en la transición energética

Un informe reciente de la firma de análisis energético Wood Mackenzie advierte que un segundo mandato de Donald Trump podría tener consecuencias significativas para la inversión en la transición hacia energías limpias. La victoria de Trump en las elecciones presidenciales de 2024 podría llevar a una reducción de $1 billón en la inversión proyectada en el sector energético hasta 2050, y retrasar el pico de demanda de combustibles fósiles en aproximadamente diez años.

A pesar de que no se espera que Trump derogue leyes emblemáticas como la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de Infraestructura y Empleos, su administración podría introducir cambios en las regulaciones ambientales y las órdenes ejecutivas implementadas durante los últimos cuatro años. Según Wood Mackenzie, estas modificaciones podrían desacelerar el ritmo de las inversiones en energías renovables y en infraestructuras necesarias para la transición energética.

David Brown, director de investigación sobre la transición energética en Wood Mackenzie, subraya la importancia de las elecciones para el futuro de la inversión en energía. «Este ciclo electoral influirá realmente en el ritmo de la inversión energética, tanto en los próximos cinco años como hasta 2050», afirmó Brown.

Proyecciones de inversión y demanda energética

Wood Mackenzie proyecta que la inversión en el sector energético totalizará $7.7 billones entre 2023 y 2050. Sin embargo, una disminución en el apoyo político para energías de bajas emisiones de carbono y mejoras en la infraestructura podría reducir esa cifra en aproximadamente $1 billón. Además, la disminución en la inversión en energía limpia podría incrementar la demanda de gas natural, con un aumento estimado del 6% o 6 mil millones de pies cúbicos diarios para 2030.

El informe también cuantifica el impacto de un menor apoyo político en diversos sectores de la economía. Por ejemplo, las ventas de vehículos eléctricos, que ya están por debajo de las expectativas, podrían desacelerarse aún más si se flexibilizan las regulaciones sobre emisiones y economía de combustible. Esto podría resultar en una reducción del 50% en el número proyectado de vehículos eléctricos en las carreteras para 2050.

Desafíos presupuestarios y tensiones internacionales

Los desafíos presupuestarios también representan un obstáculo significativo para los planes de inversión en la transición energética. La Oficina de Presupuesto del Congreso de Estados Unidos estima que la deuda del país alcanzará el 109% del PIB para 2030 y el 155% para 2050. La necesidad de abordar esta deuda podría limitar el gasto gubernamental, afectando negativamente las inversiones necesarias para acelerar la transición hacia energías limpias.

Además, Wood Mackenzie señala que la falta de apoyo financiero federal, junto con las continuas tensiones con China y la falta de mejoras en la red eléctrica, podría limitar la capacidad de Estados Unidos para aumentar su capacidad de energía eólica, solar y de almacenamiento de energía. La capacidad proyectada para 2050 podría ser de aproximadamente 500 gigavatios, un 25% por debajo de las previsiones actuales.

Consecuencias a largo plazo

El posible impacto de un segundo mandato de Trump sobre la transición energética y las políticas climáticas subraya la importancia de las decisiones políticas en el futuro energético de Estados Unidos. La reducción en la inversión en energías limpias no solo podría retrasar la transición hacia una economía más sostenible, sino también aumentar la dependencia de los combustibles fósiles, con implicaciones significativas para el cambio climático y la salud pública.

La comunidad científica y los responsables de políticas deben estar atentos a estos posibles cambios y considerar estrategias para mitigar sus efectos. La colaboración internacional y el compromiso con las inversiones en tecnologías limpias serán cruciales para avanzar en la lucha contra el cambio climático y garantizar un futuro sostenible para las próximas generaciones.

Un futuro incierto para la energía limpia

La posible reducción en la inversión en energía limpia bajo una administración de Trump plantea importantes interrogantes sobre el futuro de la transición energética en Estados Unidos. Si bien las políticas actuales han establecido un marco para avanzar hacia energías más sostenibles, el cambio en el liderazgo podría desacelerar estos esfuerzos y prolongar la dependencia de los combustibles fósiles.

Es crucial que los responsables de políticas, la industria y la sociedad civil trabajen juntos para asegurar que los avances logrados en la transición energética no se pierdan. La innovación y el apoyo continuo a las energías renovables y a las infraestructuras necesarias son esenciales para enfrentar los desafíos climáticos y construir un futuro más limpio y sostenible. Las decisiones tomadas en los próximos años tendrán un impacto duradero, no solo en la economía y el medio ambiente de Estados Unidos, sino en el mundo entero.