xAI de Elon Musk acusado de contaminar Memphis

El centro de datos xAI de Elon Musk es acusado de operar turbinas de gas sin permiso en Memphis, generando contaminación y protestas comunitarias.
El centro de datos de la empresa xAI, propiedad de Elon Musk, ha sido denunciado por operar decenas de turbinas de gas sin los permisos exigidos por ley. Ubicado en South Memphis, un barrio afroamericano históricamente marginado, el complejo estaría emitiendo toneladas de contaminantes peligrosos al aire. Grupos comunitarios y legales han solicitado su cierre inmediato, alertando sobre graves riesgos para la salud. El caso ha reavivado el debate sobre justicia ambiental en EE. UU. y el rol de las tecnológicas en el deterioro urbano.
Turbinas ilegales en la Memphis invisible
El centro de datos de xAI, la compañía de inteligencia artificial impulsada por Elon Musk, se enfrenta a una denuncia formal por violaciones a la Ley de Aire Limpio en Estados Unidos. Según el Southern Environmental Law Center (SELC), la instalación ubicada en South Memphis ha duplicado el número de turbinas de gas —pasando de 18 a 35— sin solicitar los permisos federales necesarios. Las turbinas, diseñadas para alimentar el superordenador de la empresa, estarían liberando entre 1.200 y 2.100 toneladas anuales de óxidos de nitrógeno, gases altamente nocivos que contribuyen a la formación de smog y afectan directamente la salud respiratoria.
La magnitud de estas emisiones sitúa a la instalación como una “fuente principal” de contaminación, una categoría que exige estrictas medidas de control y evaluación ambiental. Sin embargo, xAI no habría cumplido con ninguno de estos requisitos, operando fuera del marco legal desde su expansión. De confirmarse, la empresa podría enfrentarse a multas millonarias y una paralización inmediata de sus actividades. El SELC ha solicitado formalmente a las autoridades del condado de Shelby el rechazo del permiso de aire en curso, así como el cierre total de las turbinas.
Contaminación en una zona ya castigada
Las emisiones generadas por las turbinas de xAI no son abstractas: liberan sustancias como el formaldehído, un carcinógeno ampliamente reconocido, así como precursores del ozono a nivel del suelo —conocido como smog— que pueden provocar o agravar problemas respiratorios graves. Según datos de organizaciones locales, South Memphis ya sufre una tasa de cáncer cuatro veces superior al promedio nacional, una elevada incidencia de asma y una esperanza de vida 10 años inferior al resto de la ciudad.
El despliegue de turbinas sin permisos en una zona con este perfil demográfico ha sido calificado por activistas como un caso evidente de racismo ambiental. La instalación de un centro de datos de este calibre, con tal volumen de emisiones, no se habría permitido en barrios con mayor poder adquisitivo o visibilidad política, argumentan los líderes comunitarios. La llegada de xAI ha elevado la alarma entre expertos en salud pública, que alertan de un posible empeoramiento de las ya frágiles condiciones sanitarias de la zona.
Resistencia vecinal y presión legal en aumento
La reacción comunitaria no se ha hecho esperar. Grupos como Memphis Community Against Pollution, vecinos organizados y asociaciones medioambientales han puesto en marcha una campaña legal, mediática y ciudadana para exigir la retirada del centro de datos. La semana pasada, una delegación presentó nueva documentación ante el Departamento de Salud del Condado de Shelby, detallando la supuesta ilegalidad operativa del complejo de xAI.
El SELC, por su parte, ha solicitado oficialmente a las autoridades ambientales que detengan de inmediato las operaciones de la planta y revoquen cualquier trámite en curso que permita legalizar el funcionamiento de las turbinas. En paralelo, la activista local Hailey Thomas lanzó una petición titulada “Expulsen la Supercomputadora de Memphis”, que ya ha recogido miles de firmas. En declaraciones a medios locales, Thomas denunció que “estamos cansados de ser el basurero tecnológico de América”.
Una supercomputadora en guerra con su entorno
El centro de datos de xAI, pensado para procesar cantidades masivas de información para modelos de IA generativa, se ha convertido en símbolo de las tensiones entre el avance tecnológico y los derechos ambientales. Musk, que ha presentado la inteligencia artificial como el gran proyecto de su carrera, ve en xAI una apuesta estratégica frente a competidores como OpenAI o Google DeepMind. Pero mientras la empresa compite por el liderazgo en la carrera de la IA, el barrio en el que opera paga un precio que podría resultar insostenible.
El caso de South Memphis revela el desequilibrio entre la velocidad de la innovación y la lentitud de las garantías medioambientales. A medida que la infraestructura digital se expande, las comunidades periféricas y racializadas parecen ser las más vulnerables a sus efectos colaterales. La promesa de progreso que acompañan estos centros tecnológicos contrasta con el retroceso en calidad de vida que denuncian quienes viven junto a ellos. La polémica en torno a xAI no es solo una cuestión legal. Es un espejo incómodo sobre cómo y dónde se construye el futuro.
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